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 Reencause de una Crisis

Están dadas las condiciones para que el conflicto entre Haití y la República Dominicana, generado  por la construcción unilateral del canal derivado del río Masacre por parte de los haitianos, se reencause hacia una solución sin mayores y peligrosos traumas para ambos países.

Ciertamente es reprochable que los haitianos persistan en su errada y perniciosa postura  de continuar la obra inconsulta y violatoria del Tratado por la Paz del 1929, desafiando el plausible rechazo del

Aún así, en medio de  crecientes reclamos de solución a un impasse que ha provocado  cuantiosas pérdidas a productores y comerciantes, con  un ambiente de confrontación e incertidumbre tras el cierre total de la frontera, el gobierno dominicano ha dado un giro relevante a su legítima postura de defensa a los intereses del país.

La disposición del presidente Luis Abinader de flexibilizar las medidas en torno al cierre de la frontera cuando culminen los trabajos de construcción de un dique que garantice el agua a los productores de la zona, obra prevista para dentro de tres semanas, constituye un paso de avance auspicioso y tranquilizador.

Con esta disposición, la República Dominicana reafirma la defensa de su territorio, retoma su vocación dialogante y generosa ante la tragedia que sacude al país vecino, mientras desmonta planes siniestros como los que se reiniciaban en contra de la imagen del país.

Más que el canal, Haití, en su desplome institucional y sus secuelas de hambre, insalubridad, inseguridad y terror, sigue siendo el gran problema y reto para una República Dominicana estable y en franco proceso de desarrollo.

Seguir impulsando el diálogo y la buena vecindad, a pesar de los desvaríos e incomprensiones del vecino, y continuar con el reclamo a la comunidad internacional para el inicio en firme de la solución a la grave y peligrosa crisis haitiana, es el papel que nos corresponde ante este gran reto.

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