La paralización de docencia no es la mejor manera de reclamar derechos y mejoras por parte de la Asociación Dominicana de Profesores ADP.
El paro docente lastima a los estudiantes en su legítimo derecho constitucional y humano de recibir la enseñanza y pone en tela de juicio a los profesores, quienes constituyen el pilar fundamental del sistema educativo.
Cuestionar en forma pura y simple el derecho al paro docente y colocar a la ADP como responsable de las terribles falencias que afectan al sistema educativo nacional, como se pretende, tampoco debe ser la respuesta a los reclamos de una sociedad severamente afectada por la crisis educativa.
No debemos pasar por alto que el dispendio de recursos millonarios, el abandono de programas, las fallas en la contratación docente, el deterioro de escuelas, la falta de aulas y los cuestionados contenidos en libros de textos, son rosario del sistema que continúa a la zaga en materia de calidad educativa.
La autocrítica, el apego y retoma del Pacto por la Educación, la unificación de criterio y las acciones conjuntas entre la ADP y las autoridades para avanzar con firmeza en la debilitada y casi estancada reforma educativa, constituyen la senda a seguir.
