Humberto Almonte
Analista de Cine
Los conflictos entre las naciones son inseparables de la convivencia humana, llegando a la vía armada cuando se extinguen los espacios de diálogo o la voluntad de ceder entre las partes no se produce, resolviéndose de manera violenta los contenciosos nacionales, regionales o mundiales.
La humanidad ha disfrutado de períodos de paz, entre estas confrontaciones bélicas que sacuden de vez en cuando nuestras vidas las que, además de dejar una estela de muertes y destrucción a su paso, requieren de largos periodos para la reconstrucción de infraestructuras y dejan dificultades a la hora de normalizar la convivencia social.
El género bélico ha gozado de gran popularidad en el cine a lo largo de su historia, unas veces sirviendo de registro en el caso del documental, de catarsis, cuando se aborda el registro dramático de los sucesos o simplemente una excusa para dar rienda suelta, como suelen hacer los blockbusters.
La amplitud del catalogo de la filmografía bélica es un hecho comprobado. De ese listado hemos elegido tres obras emblemáticas: Apocalypse Now, Full Metal Jacket y Ven y Mira (Idi i smotri).
Apocalypse Now (Estados Unidos-1979- )
Tomando como base El Corazón de las Tinieblas de Joseph Conrad y ambientándola en la g6uerra de Vietnam, Francis Ford Coppola no se imaginaba que esta película se convertiría en una epopeya vital para el propio cineasta.
La misión del capitán Willard (Martin Sheen) es localizar al renegado coronel Kurtz (Marlon Brando) que ha organizado en la jungla un ejército particular y que es adorado casi como un dios por los nativos. Willard se hace acompañar de un grupo de soldados desadaptados, que bajo el efecto de las drogas, emprenden un viaje rio arriba al fondo de la tupida selva, viaje sicodélico que transforma la personalidad de todos.
La locura de la guerra se conjuga en escenas memorables como la del bombardeo de la aldea vietnamita al ritmo de las Valquirias de Wagner, y la de ese memorable dialogo entre Willard y Kurtz, con este ultimo repitiendo la frase: “El horror, el horror”, síntesis brutal de este conflicto que asoló al país asiático.
Obra multipremiada en varios escenarios, esta titánica película legó un prestigio inmenso a Coppola, ya que según sus palabras, no representaba a Vietnam, sino que para él fue su propio Vietnam por la lucha que significó terminarla.
Ven y Mira (Idi i smotri ) – Unión Soviética – URSS) -1985- )
Esta película relata, a través de los ojos de un niño progresivamente endurecido por el sufrimiento, la matanza sistemática de los habitantes de las aldeas bielorrusas, más de 600, durante la guerra. El realizador Elem Klímov coescribió el guion junto a Alés Adamóvich, que luchó con los partisanos bielorrusos cuando era adolescente.
Klimov no se apoya en un realismo al uso pretendiendo una reproducción aséptica, más bien concentra su mirada en las interioridades de sus personajes, y cómo la guerra impacta en la psiquis humana articulando una atmósfera gris y ominosa que sobrevuela en cada parte del metraje, sumergiéndonos en los horrores del conflicto.
Ven y Mira desecha las obvias tipicidades del género bélico, evitando hacer un retrato del heroísmo, utilizando al mínimo las escenas de acción, sin caricaturizar a los nazis, pero mucho menos pintando a los partisanos bielorrusos cual combatientes con capacidades sobrehumanas. Todo lo contrario, lo que hemos visto son las acciones y las penurias de los ciudadanos de a pie que luchan por su país, ni mucho mas, ni mucho menos.
Los personajes son delineados con una densidad dramática que se apoya en dos elementos principales, uno, la degradación física por el impacto de los combates en los cuerpos de los combatientes y habitantes, y dos, la mella que hace en la psiquis de los bielorrusos los horrores de la maldad nazi ejercida con una frialdad por unos seres que han renunciado a todo rastro de humanidad.
El Fliora que interpreta sensiblemente Alexei Kravchenko traza un curso dramático que inicia al unirse a los partisanos y termina con la masacre nazi a la aldea Perejod. Pocas veces hemos visto un descenso del espíritu humano a sus atormentadas interioridades ejecutado con el realismo y la potencia expresiva que trasmite Kravchenko en la piel de Fliora, una conexión que nos lleva como espectadores a una catarsis profunda.
Lo notable de la película es que fue un encargo para celebrar el 40 aniversario de la victoria contra el fascismo en la Segunda Guerra Mundial, la visión de Klimov no fue necesariamente del agrado de las autoridades soviéticas, pues carece de las dosis glorificadoras o propagandísticas que ellos esperaban, por lo que el rodaje fue detenido por un largo tiempo. A lo largo de su ejercicio laboral fílmico Elem Klimov sufrió la incomprensión de la burocracia que dirigía el cine de aquella época.
Nota: La película está disponible en la cuenta de YouTube de la productora rusa Mosfilm subtitulada en español.
Full Metal Jacket (Reino Unido -1987- )
El guion nos narra el proceso de entrenamiento con el despiadado sargento mayor Hartman (R. Lee Ermey) y la posterior entrada en combate de un grupo de marines, entre ellos “El Bufón” (Matthew Modine), “Cowboy” (Arliss Howard), y “Patoso” (Vincent D’Onofrio).
El filme, dirigido por Stanley Kubrick, adapta la novela de The Short Timers escrita por Gustav Hasford, y se divide en dos partes claramente diferenciadas entre la disciplina simétrica del entrenamiento y el caos del combate. El guion fue escrito a seis manos por Stanley Kubrick, Michael Herr y Gustav Hasford.
Personajes claramente diferenciados, “El Bufón” es un tipo habilidoso y único, al contrario de “Patoso” que representa la torpeza en persona, moldeados todos al final por la disciplina espartana y cuasi fascista del Sargento Hartman. Todo ese entrenamiento tan riguroso les servirá más bien de poco al enfrentarse al Việt Cộng en un escenario de guerra irregular para el cual no estaban preparados los soldados del ejército de Estados Unidos.
Kubrick nos entrega una película donde demuestra su oficio, y que convertir en máquinas de guerra a unos jóvenes que podrían aportar en otros oficios a la sociedad, es una prueba del sin sentido de la guerra misma.
Guerra y paz, ciclo interminable
La visión que sobre el tema que manejan Francis Ford Coppola, Elem Klímov y Stanley Kubrick, invita a reflexionar acerca de las realidades interiores de estos conflictos, sobre todo las menos visibles y mucho menos glamorosas de sus connotaciones ideológicas y de las motivaciones históricas que subyacen en ellos.
Lo romántico de la imagen de la guerra queda desmitificada en los filmes de estos directores que dejando de lado las grandes epopeyas, profundizan en la individualidad del soldado y en la ética de las decisiones tomadas por los altos mandos. La ratificación en la vida real de los planteamientos estéticos de estos creadores está en las situaciones de Gaza y en el Dombás.