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La economía estadounidense da síntomas de buena salud, pero a los votantes no les convence

Guillermo Azábal

Nueva York.– Las buenas cifras de la economía estadounidense tanto en el crecimiento de PIB como en materia de empleo, unidas a una bajada de la inflación, podrían haber supuesto un espaldarazo al gobierno demócrata y a su candidata, Kamala Harris, pero no está claro que vayan a pesar en la elección presidencial del próximo martes.

La crisis sanitaria de covid-19, que marcó los últimos meses de mandato de Trump y los primeros de Biden, llevó a EE.UU. a un caos económico -la tasa de paro más alta desde la Gran Depresión y la caída del PIB más notable en su historia reciente- del que ha salido progresivamente hasta evidenciar una gran solidez.

Esto es lo que dicen los principales indicadores de la situación económica del Estados Unidos actual:

En lo referente al Producto Interior Bruto (PIB), la Oficina de Estadísticas Económicas de EE.UU. reportó el miércoles que de julio a septiembre se registró un firme ritmo de crecimiento del 2,8 %.

Ese mismo día, se difundió el último informe de nóminas privadas ADP de octubre, cuando la creación de empleo alcanzó su nivel más alto en más de un año: 233.000 puestos de trabajo.

Además, la Oficina de Estadísticas Laborales informó que en septiembre se crearon 254.000 empleos en EE.UU., reduciendo la tasa de paro al 4,1 % y superando la media de 203.000 puestos de trabajo mensuales creados a lo largo del último año.

Bajo la administración Biden, el desempleo bajó a un mínimo del 3,4 % en enero de 2023, la tasa más baja en más de 50 años, pero desde entonces ha ido subiendo y ahora sus datos son peores que los de Trump antes de la pandemia (3,5 % de paro).

En esta línea, los salarios medios semanales han crecido y en septiembre, si se ajustaban a la inflación, eran de 368 dólares, frente a los aproximadamente 390 dólares que se embolsaban los estadounidenses bajo el mandato del magnate republicano previo a la covid-19.

Por otra parte, la Reserva Federal (Fed) anunció a mediados de septiembre una bajada de los tipos de interés en Estados Unidos de medio punto, la primera tras un ciclo de once subidas que comenzó en marzo de 2022, cuando la inflación estaba desbocada por la pandemia y la guerra de Ucrania.

La tasa de referencia de los tipos se situó así en un rango del 4,75 % al 5 %, en el objetivo de la Fed de controlar la inflación y fijarla en torno al 2 %.

En septiembre la inflación fue del 2,4 %, pero aún lejos del 1,8 % que, por ejemplo, se registraba en EE.UU. en 2019 con Trump como presidente.

La inflación, clave en la percepción de los electores

No obstante, el ritmo al que llegaron a subir los precios, con una inflación máxima del 9,1 % en junio de 2022, ha contribuido a que los estadounidenses tengan a la economía como su mayor prioridad de cara a los comicios presidenciales del próximo martes y continúen preocupados por los costos de los alimentos y la vivienda.

De acuerdo a una encuesta de CBS News de principios de octubre, 6 de cada 10 estadounidenses consideran que “la economía va bastante mal” o “muy mal”, mientras que otro estudio de la firma Gallup en el mismo periodo revela que el 52 % cree que “sus familias están peor económicamente que hace cuatro años”.

Así, la percepción de los votantes difiere de los buenos augurios de la economía estadounidense y, según las encuestas, priorizan a Donald Trump por sus planes económicos frente a la opción de Kamala Harris.

Trump, el ‘favorito’ a la baja en materia económica

La mayoría de sondeos, incluido uno publicado por The New York Times/Siena College días atrás, refleja que el expresidente sigue siendo el candidato preferido en cuanto a gestión económica, pero que la alternativa -a priori continuista- de Harris ha recortado distancias notablemente en este apartado.

“Independientemente de su voto, ¿quién confía en que hará un mejor trabajo en materia económica, Kamala Harris o Donald Trump?”, se pregunta en la encuesta del Times. A principios de septiembre, el republicano obtenía un 55 % de apoyos frente al 42 % de la candidata demócrata, pero ese margen ha pasado ahora a ser del 52 % al 45 %. EFE

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