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Santo Domingo

Estamos tocando fondo

Alberto Quezada

Los desafíos y los enfrentamientos de que están siendo objeto las autoridades policiales y otros estamentos del Estado dedicados a mantener el orden y la paz pública en la República Dominicana por parte de bandas delincuenciales, son sencillamente inaceptables.

La delincuencia barrial y de otra categoría han tomado los barrios, ensanches y residenciales de gran parte de las principales provincias del país y todos los días hay una novedad delictiva

El momento que vive el país es delicado, frágil y de mucha ansiedad, para permitir que grupos de facinerosos pretendan mantener en zozobra a toda la sociedad y las autoridades responsables de preservar la tranquilidad ciudadana.

La delincuencia en sus distintas manifestaciones, robos, atracos, secuestros, desapariciones, asesinatos y desafíos a la autoridad en barrios, ensanches y residenciales está desbordada y fuera de control.

Cada día que pasa las manifestaciones de agresión e irrespeto a la autoridad son más notorias y el ataque a los ciudadanos es reiterado y sin señales claras de detenerse.

La sociedad está llena de miedo, de un miedo que paraliza y perturba, porque no sabemos en qué momento cualquiera de nosotros podría estar bajo tierra, o víctima de una acción delincuencial callejera. Caminamos, señores, sobre tierra movediza.

En otras palabras, estamos manos arriba a merced de una línea delincuencial cada vez más creativa, abarcadora y cruel, capaz de cometer los actos de torturas y barbarie más terribles, propios del paleolítico inferior.

En ese contexto, es necesario entender como sociedad que ante una situación tan grave como la que se vive, es imperativo hacer que respete de cualquier forma la autoridad de la Dirección de la Policía Nacional y los organismos de inteligencia para que hagan su trabajo. Como colectivo social debemos respaldar a ese cuerpo del orden.

Ya basta de paños tibios y blandenguerías, el momento es terrible y hay que actuar con celeridad si es que queremos revertir éste espiral cada vez más ascendente de delincuencia.

El crimen, el delito, las drogas, están ganado la batalla y no se debe permitir que en pleno siglo XXI, las ratas, crápulas y otras alimañas sociales, continúen desafiando las autoridades, sacando presos de los cuarteles policiales de manera temeraria y marcando territorio. ¡Eso no puede ser!

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