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Santo Domingo

El sueño dominicano  

Emely Cofresi Valerio

Abogada.

La migración no tiene etnias, preferencias u origen. Nace en cualquier parte del mundo porque la misma es porción de éste y sus habitantes. La República Dominicana es igual de importante he interesante como cualquier país desarrollado para los extranjeros, sólo es cuestión de percepción, valorización y necesidad.

El sueño dominicano existe, y este viene anhelado por nacionales de los países como China, Haití, Venezuela, España, Cuba, Estados Unidos, Francia, entre otros. Ya sea por la belleza en atributos naturales de la República Dominicana, por su clima, su gente, o porque respecto a inversiones y mano de obra le he más factible.

Todos los países necesitan de la participación extranjera, por ende, si un extranjero se enamora perdidamente de nuestra isla es válido y legal. Para ello, se creo la Ley No. 285-04 Sobre Migración, promulgada el 15 de agosto del 2004, compuesta por 154 artículos que regulan el procedimiento migratorio por aire, mar y tierra. Así mismo, posee el Reglamento No. 631-11 de Aplicación de la Ley General de Migración No. 285-04.

La Ley General de Migración en su primer considerando establece: “Que las migraciones internacionales constituyen uno de los procesos sociales más importantes de la nación dominicana al inicio del Siglo XXI, cuyas consecuencias condicionan significativamente la vida económica, política y cultural del país”. Esta primera razón posee toda la esencia del porqué a una regulación extranjera en territorio dominicano, pero también se podría abarcar que la misma es motivo de la regulación en otros países, dada la razón a qué, el flujo migratorio aporta de modo valioso a los ingresos económicos, crecimiento y reconocimiento del país ante los ojos internacionales.

Las estadísticas de la ONU en República Dominicana del año 2019 arrojan el resultado de que habitan en suelo dominicano la cantidad de 567.648 inmigrantes, lo que en porcentaje sería el 5,48% de población extranjera. Destacan, que los países como Haití con el 86,50%, Estados Unidos con 2,55% y España con el 1,27% son los principales en inmigración.

Las leyes dominicanas no solo se han quedado en regular la entrada, permanencia y salida tanto de los ciudadanos dominicanos como de inmigrantes. Por ello, el 16 de abril de 1948 se creó la Ley No. 1683 Sobre Naturalización, puesto a que se da el caso de uniones entre dominicanos y extranjeros, y, en consecuencia, dichas situaciones provocan estatus que deben ser regulados. Para los hijos procreados los cuales obtienen doble nacionalidad, se lleva a cabo un récord especial, igualmente para los casos en que deciden casarse ambos inmigrantes en las oficialías dominicanas y para aquellos inmigrantes que han contraído matrimonio con una o un nacional dominicano.

Bien ha de saberse que es un tema especial y complejo cuando se trata de los inmigrantes haitianos, pero, también ha de reconocerse el aporte principalmente en mano de obra que los mismos ofrecen. Ya sea por un tema de economía o facilidad, nuestros edificios están construidos por la mitad o su gran mayoría de manos haitianas, sin importar que estén reguladas o irreguladas, como paralelamente lo beneficioso de suplirse en artículos para el hogar por sus mercados a bajo costo.

Todo esto es independientemente de la situación muy seria en que se posiciona nuestro país con anhelo de soluciones ante la carga y déficit que provoca su irregularidad, pero se trata de asentar nuestra realidad, mas no de ignorancia al respecto. 

La República Dominicana cumple con los estereotipos para convertirse en un país desarrollado en crecimiento en todos los ámbitos, porque de no ser así, nuestro turismo no fuera tan activo, atractivo y provechoso. El primer paso para que dicho logro se cumpla, es creer como dominicano en ello y aportar un granito de arena que va desde un voto honesto en las urnas, hasta trabajar cada día con miras de avanzar hacia una vida y país mejor.

En suma, y que siempre lo recordemos, en los consulados dominicanos también se buscan visas para un sueño.

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