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El papel de las mujeres soldado en Ucrania crece y se abre camino contra los estereotipos

Rostyslav Averchuk

Leópolis. El papel de las mujeres aumenta en el Ejército ucraniano al tiempo que se superan lentamente los estereotipos y unas diez mil sirven actualmente en el frente como voluntarias, cuenta a EFE Kateryna Pryimak, vicedirectora de Veteranka, el Movimiento de Mujeres Ucranianas Veteranas.

“Las mujeres ucranianas quieren ser parte del Ejército. Porque no es solo el hogar de los hombres, también es nuestro hogar, son nuestros hijos y es nuestro país”, subraya Pryimak de treinta años.

Aunque mucho tiene que avanzar el Ejército cuando se trata de la mejora profesional basada en el mérito y de la protección de los soldados, durante los últimos años ha habido cambios “grandes”.

“La presencia de una mujer en el Ejército se está convirtiendo en normal”, agrega.

Las mujeres no tenían acceso a numerosos puestos de mayor rango cuando Pryimak, que es una veterana, participó en la guerra del Donbás como enfermera voluntaria en 2014, cuando tenía 21 años.

Eso ha cambiado y la invasión a gran escala abrió otra ventana de oportunidades, afirma. Unas 60.000 mujeres trabajan en la estructura militar, incluyendo unas 40.000 que sirven como soldados u oficiales.

Hasta 10.000 de ellas están en el frente, la mitad como sanitarios, lo que refleja la percepción tradicional del papel de la mujer en el Ejército. Algunas, sin embargo, son sanitarios de combate y a menudo tienen las mismas funciones en el combate que los hombres.

Algunos papeles relativamente nuevos, como los operadores de drones o francotiradores, cuyo número ha aumentado exponencialmente, también están ahora más abiertos a las mujeres, dice Pryimak.

Opina que la presencia de la mujer en el Ejército suscita la cuestión de la excesiva dependencia de la fuerza bruta y subraya sin embargo la importancia de la tecnología, la preparación, el conocimiento y el trato digno.

“El progreso ahí beneficia a todos los miembros del Ejército, no solo a las mujeres”, añade.

Aparte de apoyar cambios sistémicos, Veteranka responde a peticiones específicas de las soldados en relación con el equipamiento, como los drones, y a necesidades concretas, como los uniformes femeninos y los productos de higiene.

Veteranka ha diseñado y fabricado uniformes femeninos desde el comienzo de la invasión rusa de Ucrania. El pasado agosto se introdujo el estándar oficial en los uniformes femeninos.

Sin embargo, el cambio de actitudes lleva más tiempo y esfuerzo, indica Pryimak, pues algunos hombres en el Ejército son reacios a aceptar completamente la presencia de mujeres y aprovechar al máximo su participación.

El problema es más acusado cuanto más lejos se está del frente, explica.

“Incluso aunque no estén realmente de acuerdo no pueden ir en contra de lo que espera la sociedad. Y la sociedad está lista para ello, las mujeres están listas”, afirma.

Al mismo tiempo Pryimak reconoce que la amenaza existencial a la que se enfrenta Ucrania ha reforzado también algunos puntos de vista “arcaicos”, según los cuales a los hombres se les ve como protectores de mujeres y niños, que han sido en muchos casos el motivo principal para que muchos hombres se alistaran en el Ejército.

Subraya no obstante que “durante una guerra uno no debería pensar si una mujer encaja o no en el Ejército. Es necesario formarlas y usar al máximo su potencial militar y profesional”.

La mayoría de las mujeres que se han unido al Ejército desde el comienzo de la invasión rusa a gran escala son voluntarias. Desde el 1 de octubre todas las mujeres con formación médica tienen que dar sus datos en los centros de reclutamiento, aunque el proceso va a llevar al menos tres años.

“Es algo perfectamente comprensible, porque un país en guerra tiene que saber con qué reservas cuenta”. opina Pryimak.

Piensa que es poco probable que las mujeres ucranianas puedan ser obligadas a prestar servicio militar y estar sujetas a movilización.

Sin embargo, no le sorprendería si empezara a movilizarse a mujeres sin experiencia militar previa.

“No sabemos cuánto durará la guerra ni cuántas pérdidas habrá”, explica. EFE

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