Ubi Rivas
Faride Raful, flamante ministra de Interior y Policía, reveló los tres ejes de acción de su delicadísima responsabilidad al frente de la institución estatal más criticada y censurada desde siempre, por los métodos ineficientes y cuestionados que identifican su deficiente actuación frente a la delincuencia y la ciudadanía, no de ahora.
Ya las turbamultas de la muchachada vocinglera universitaria UASD, es tema del reciente sangriento pretérito, marcha por el $ medio millón, cuando los cuartos valían, crimen de Sagrario Díaz, reyertas a pedreas con “el cuerpo del orden”, que el jefe policial mayor general paracaidista Salvador Lluberes Montás, nadie recuerda ni pondera, enfrentó dotando a agentes antimotines con tirapiedras, cuando Faride era bebé.
Ya el tema de la izquierda radical, Palmeros, MPD, Maximiano Gómez (El Moreno) y su odisea temeraria y suicida raptar coronel Donald Crowley, terminando asesinado por sus parciales en Bruselas, y toda una valiosa juventud soñando quimeras imposibles, Amín Abel, Otto Morales, Parris, Francis Caamaño y ocho quijotes en Caracoles, enfrentando PN y FFAA, que debieron preservarse para todos juntos moldear un país mejor dentro de lo posible y razonable, no existe.
Ahora el zafarrancho PN trasladó al escenario de piperos, rateros salta patios, atracadores, los más en grupas de motocicletas, menudos carajitos veinte añeros, mulas en micro tráfico de drogas, con armas de fuego inclusive, merodeando en las barriadas carenciadas, manteniendo en permanente zozobra y tensión a residentes pacíficos, haciendo de las suyas una vez que las patrullas se alejan del área.
Cuando las patrullas deben ser permanentes 24-30, de dos en dos, inclusive con ropas de civil, mejor si no son residentes de donde les asignan servicios, pasando inadvertidos, cubriendo el área, sobre todo en horas nocturnas.
Procurar informaciones remuneradas confidenciales de vecinos, y agentes premiados por detectar forajidos, atrapados “asando batatas”, sin sangre, excesos, ni el clásico 72, siete pies para abajo y dos tiros, inclusive logrando aminorar los letales “intercambios de disparos”, que se pueden lograr con inteligencia, que a Faride le sobra por genética, ahora en una grandísima prueba de ingente servicio público.
Servicio público de Faride que nuestro mandatario Luis Abinader ha demostrado perseverante propósito de superar, corregir, con una PN moderna, eficiente y creíble a la ciudadanía, otro de los mayúsculos portes a la sociedad en su rol de transformar las instituciones públicas, con el acero de sus elevadas concepciones, tremolando el enhiesto pendón de transparencia en el cuido de los dineros del contribuyente.
Servicio púbico que la sociedad aguarda de Faride como si fuese una sola persona, porque una sola persona multiplicada por once millones, es el país, somos todos.
En su cuenta social X, Faride delineó la estrategia en cuatro ejes, de su promisoria gestión frente a ese nada pequeño incordio que es la delincuencia (La Información 20-09-24).
Ejes
Primero, uso profundo y constante tecnológico que nuestro gobernante ha dotado como ninguno a PN.
Segundo, “construcción comunitaria del orden, implementando de vinculación social y educación mediante junta de vecinos, clubes deportivos, asociaciones barriales e iglesias”.
Tercero, eficientizar servicios logrando objetivos, eliminar intermediación y trabas burocráticas.
Cuarto, articulación interinstitucional, integrando en la alta misión de paz, Ministerio Púbico y Migración, suponiéndose además MIDE, DNI y organismos de inteligencia del Estado, adjuntando, si la ministra considera viable, incorporar sugerencias del autor, persiguiendo un laudable propósito de paz sin sangre, superbo aporte a la gobernanza y meta de nuestro mandatario con la seguridad social.
Faride, seguro, podrá y logrará, con solidaridad de todos.
Su superlativo asesor debe y tiene que ser su progenitor, veterano e histórico luchador del PRD-PRM.