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Santo Domingo

Grave amenaza sobre la paz mundial

Alejandro Herrera

El pasado jueves 12 junio, Israel emprendió sorpresivamente su llamada operación “León Creciente”, un masivo ataque aéreo preventivo contra su archienemigo Irán, antigua Persia, con el declarado objetivo de destruir su capacidad en desarrollo para construir armas nucleares.

En la perspectiva de seguridad y defensa israelí de corto y largo plazo, este proceso de dotarse de armas nucleares constituiría una amenaza que pone en peligro su propia existencia como Estado y nación libre.

Este nuevo frente de guerra Israel – Irán se enciende, cuando aún mantiene su curso la guerra Rusia-Ucrania, en un Orden Mundial ya configurado multipolar. No obstante, carente de un liderazgo visionario como lo tuvo antaño, y atizado por la incertidumbre de una segunda presidencia norteamericana de Donald Trump, cuyos constantes cambios temperamentales y de curso de acción, contribuyen a hacer más incierto el momento actual de la humanidad.

Las características de los nuevos actores enfrentados comienza por un diminuto Israel con apenas 22,000 kilómetros cuadrados de territorio, delimitado por cuatro fronteras, con países casi todos hostiles, de nueve millones de habitantes, un PIB aproximado a los 500 mil millones de dólares, un destacado desarrollo tecnológico que dota a su ejército, de poco menos de 600 mil efectivos entre activos y reservistas, con una elevada capacidad de guerra, habiendo librado a lo largo de su corta historia una docena de conflictos bélicos con relativo éxito, que bien le ha merecido la condición de Estado guerrero.

Irán en cambio, con una larga tradición de guerra, que cobijó el antiguo Imperio Persa, es el segundo país más grande de Oriente Medio con 1,648,000 Km2, ocupando el puesto 18 de los de mayor tamaño del mundo, productor de petróleo y de gas con importantes reservas, de población mayoritariamente musulmana, donde la religión juega un papel importante en la vida social y política del país.

Como República islámica bajo el liderazgo de un líder supremo o Ayatola, a partir del triunfo de la revolución islámica de 1979, acaudillada por su líder espiritual Ayatola Jomeini, que derrocó a la dinastía prooccidental del Sha de Irán Reza Pahlevi, que se prolongó desde 1948 hasta enero de 1979.

Desde la llegada de los Ayatola al poder en Irán, Israel pasó a “ser considerado un país extraño en la región”, que “usurpa” un territorio árabe; por consiguiente un Estado enemigo al que hay que destruir, para lo cual incluso apoya a distintas milicias que forman parte de lo que se denomina la “Resistencia Chiíta como Hezbolá, Hamas, Huties entre otras, que combaten a Israel y le han mantenido en permanente zozobra y alerta de guerra.

Sin que tal circunstancia de alerta permanente fuera obstáculo, el 23 de octubre del 2023, en un descuido de seguridad que a la fecha no tiene convincente explicación, milicias armadas de Hamas cruzaron la frontera israelí e irrumpieron sorpresivamente un masivo concierto artístico, matando a cerca de 1200 israelíes que disfrutaban desprevenidos en la proximidad fronteriza con la Franja de Gaza, capturaron a otros centenares de ciudadanos de diferentes nacionalidades en calidad de secuestrados, que fueron llevados hacia su territorio en dicha Franja.

La reacción de Israel ante semejante agresión no se hizo esperar, la historia de lo que ha acontecido desde entonces hasta hoy, en Gaza dominada por Hamas, tiene el corte dramático y humanitario de todas las guerras, donde un alto porcentaje de la población civil indefensa sufre y padece sin piedad los duros rigores del hambre, el abandono y la muerte.

Todas las alarmas vuelven a dispararse ante el estallido de la guerra entre Israel e Irán, que es una ampliación del conflicto existente, y que luego de dos semanas de este “ataque preventivo israelí” a Irán, cuando superada la euforia y el entusiasmo de los primeros éxitos que todo ataque sorpresa genera, olvidaron quizás, que cada agresión siempre conlleva una reacción o una legítima defensa.

Irán no solo ha resistido el embate aéreo israelí, sino que ha respondido contraatacando con lluvias de misiles Fattan y Sejjil de fabricación doméstica, impactando áreas importantes del territorio israelí y poniendo en tela de juicio su hasta ahora inexpugnable sistema de protección antimisiles, conocido como: “Cúpula de Hierro”

Más serio aún, transcurridos los días, los cálculos han fallado. Ahora se habla de una guerra prolongada. Mientras se sabe que Irán mantiene intactas y protegidas a decenas de metros bajo la superficie terrestre los centros donde lleva a cabo los procesos de enriquecimiento de uranio, indispensables para la fabricación de armamentos nucleares, en la zona de Fordow. Israel carece de las armas para atacar este tipo de estructura, como lo es la bomba antibúnker GBU-57 y el avión B2 que la transporta, en posesión única de los Estados Unidos.

Distintos expertos y reputados analistas coinciden en afirmar que “los ataques aéreos de precisión no destruirán el programa nuclear iraní, ni a su gobierno”. Así las cosas, desde su búnker: “El Ayatola Ali Jamanei ha elegido reemplazos en su cadena de mando militar, para en caso de que mueran y ha nombrado a tres clérigos de alto rango para reemplazarlo a él mismo en caso de ser asesinado”.

La paz del mundo peligra. Finalmente Estados Unidos decidió la opción de sumarse directamente al conflicto bélico Israel-Irán. Ha emprendido ataques aéreos de precisión sobre objetivos iraníes. Es poco probable que Irán se quede tranquilo. La incertidumbre se planta en el presente mundial. Las consecuencias y repercusiones sobre la economía, la paz y la gobernanza global no se harán esperar. El profesor Seyi Seymour Hersh ha advertido: “Trump y Netanyahu están llevando a Estados Unidos a lugares en los que nunca ha estado”.

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