Carlos McCoy
Vamos a comenzar este trabajo con una pregunta simple, para la cual no tenemos una respuesta y nos gustaría saber las opiniones de nuestros lectores.
Si en unas elecciones democráticas un pueblo vota en contra de la democracia y decide, abrumadoramente, ser gobernado por un régimen autoritario, ya sea, comunista, dictatorial o monárquico ¿serian válidos esos comicios? ¿Acatarían los resultados la comunidad internacional, la OEA, la ONU? ¿el gendarme mundial? ¿O le impondrían sanciones?
Nos hacemos la pregunta porque Cuba es gobernada con mano férrea por el comunismo ateo y disociador, mientras en Haití el poder está en las manos de un primer ministro y una asamblea nacional al mejor estilo de la democracia representativa por lo cual se nos ocurre establecer algunas comparaciones.
En Cuba los derechos humanos están conculcados, principalmente la libre expresión, mientras los haitianos gozan de plena libertad y pueden expresarse sin limitaciones.
Sin embargo, observando las estadísticas sociales, económicas, deportivas e índices de desarrollo humano, de los dos países, notamos que Cuba, entre otras muchas cosas, se coloca en los primeros lugares de América y muy alto a nivel mundial, en salud, educación, seguridad, expectativa de vida, nutrición infantil, deportes, mientras en Haití sucede exactamente lo contrario. En todos esos renglones está ubicada en las últimas posiciones.
A eso podemos añadir que a pesar del criminal bloqueo al que han sometido al pueblo cubano por más de 60 años la economía de este país comunista es muy superior al democrático Haití. Aun con toda la ayuda recibida por esta nación de diferentes países y entidades financieras internacionales año tras año.
Por lo antes expuesto, terminaremos estas reflexiones con otras interrogantes.
¿Si convocaran a los haitianos a un libérrimo plebiscito, con los estándares y reglas de la democracia occidental, con una sola pregunta?
¿Les gustaría vivir como los cubanos, si o no?
¿Cuál cree usted sería la respuesta?
Emulando al popular don Francisco,
¡¿Qué dice el público?!