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Santo Domingo

Los partidos y su debacle

Manuel Hernández Villeta

Los principales partidos políticos dominicanos tienen puntos coincidentes  que  los lastran, al favorecer el autoritarismo, cercenar la democracia  interna, cerrar el paso a la sangre y las ideas jóvenes y tratar de eternizar a viejos métodos superados por nuevas coyunturas..

La falta de renovación interna es uno de los  rasgos negativos de los partidos políticos.  Se presentan nuevas caras que se asimilan a las viejas estructuras. Se carece de cambios y variantes para hacer los partidos más atractivos.

Para las nuevas generaciones, no hay solución en el corazón   del partidismo. Su ausencia  de las campañas y su abstención electoral es significativas. En un país altamente politizado, no hay razón para que la abstención llegue o sobrepase el 40 por ciento. Marchan jóvenes con ideas viejas.

Los tres principales partidos han estado en el poder, y han sufrido divisiones internas que a su vez los alejaron del  Palacio. Necesitan hacer cambios estructurales, no de caras que sigan el mismo patrón.

El otorgamiento de cuotas no significa democracia, sino una manipulación hacia futuros logros electorales. Lo que debe haber en los partidos es oportunidad para todos, sin importar el sexo o la edad.

No significan las cuotas de la mujer y la juventud que se da un espíritu democrático  en los partidos, sino que se aprisionan los cambios generacionales, bajo el manto falso de que surge un espíritu democrático.

Estamos en el ocaso de los partidos políticos. Para que estas instituciones puedan mantenerse se necesitan los cambios generacionales. Hay que dejar como simples asesores a los llamados viejos robles. Cumplieron con su deber, y les llegó el momento de dar un paso atrás.

Sin ideologías, sin luchas claras para propiciar mínimos cambios sociales, con programas de gobierno que son manejados de acuerdo con coyunturas inmediatas, los partidos políticos llegan al tope de su vigencia, y luego vendrá el descenso.

Una muestra de ello es dar seguimiento a las abstenciones electorales. A nivel de miles de dominicanos  la política-partidista es vista con indiferencia, porque sus acciones no satisfacen las necesidades colectivas.

Es la hora de que en los tres principales partidos nacionales surja la sangre y las ideas nuevas, para subsistir tienen que enterrar  los métodos autoritarios y coyunturales, y comenzar a trabajar por un nuevo rumbo con el relevo generacional.

Es hora de  sepultar  el viejo cuerpo,  para que surja la sangre nueva. ¡Ay!, se me acabó la tinta.

 

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