La tragedia volvió por sus fueros a la deplorable e inhumana Penitenciaria Nacional La Victoria.
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Un incendio de considerable intensidad el pasado lunes cobró la vida de al menos tres internos, lesiones de consideración a otros y el traslado de más de 400 reclusos a cárceles de La Vega y San Francisco de Macorís.
En esta ocasión, el fuego habría sido producido por un cortocircuito en uno de los muy deteriorados pabellones de ese inhumano recinto.
Pero siniestros e incidentes de otras características igualmente trágicas han tenido, tienen y podrían volver a tener gravísimas consecuencias con una causa en común: el terrible hacinamiento y el ostensible y deterioro de toda esa instalación.
Apena e irrita que a pesar de los millonarios recursos invertidos en lo que está llamada a ser la nueva Penitenciaria La Victoria, en la comunidad de Guerra, en Santo Domingo Norte, se le esté negando como espacio digno a los internos que sobreviven en condiciones infrahumanas en el viejo recinto.
El trato humano y la esencia de espacios llamados a coadyuvar a la regeneración de quienes violan la ley, deben sobreponerse a cualquier subterfugio legal que impida sus operaciones.
El bochornoso almacén de seres humanos, con secuelas de tragedias que se repiten, amerita ya de su eliminación.
Se hace perentorio abrir espacio a una nueva Penitenciaria La Victoria digna y propulsora de cambios en esos seres humanos con derecho a la preservación de su seguridad y a su regeneración.