Carla Frontán
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Las 79.000 personas viviendo con el virus del VIH en la República Dominicana representan aproximadamente el 0,6% de la población general. Este dato, en comparación con las 130.000 de cuando estalló la epidemia de este virus a mediados de los 80, que alcanzó su punto crítico a finales de los 90, es abismal y lejano.
Hoy en día, esta cifra es menor gracias a tres factores: un mejor conteo (datos más reales), fallecimientos de aquella época y, sobre todo, que el tratamiento corta la transmisión. Gracias a los avances científicos, esta epidemia se ha logrado estabilizar, a pesar de que se siguen registrando nuevas infecciones, siendo el desafío principal reducir esta cifra en poblaciones de grupos específicos como zonas vulnerables, trabajadoras sexuales y homosexuales.
Las muertes relacionadas con el SIDA han disminuido drásticamente (un 59% según reportes recientes de CONAVIHSIDA) gracias a la expansión del tratamiento gratuito.
Recientemente el Consejo Nacional de Seguridad Social (CNSS) aprobó la inclusión de los medicamentos antirretrovirales en la cobertura del Seguro Familiar de Salud (SFS) del Régimen Contributivo, efectiva a partir del 1 de noviembre de 2025. Esto descentraliza el tratamiento y mejora el acceso más allá de los programas protegidos del Estado.
Estas acciones resultan esperanzadoras dentro del actual panorama mundial, evidenciado en el más reciente informe del Programa Conjunto de las Naciones Unidas sobre el VIH/Sida ONUSIDA, “Superar las disrupciones, transformar la respuesta al SIDA” publicado en vísperas del Día Mundial del SIDA, conmemorado el 1 de diciembre.
El informe señala que las drásticas reducciones de la asistencia internacional para el VIH en 2025 han agravado el déficit de financiación existente, causando deterioro de los derechos humanos a nivel mundial, con consecuencias especialmente graves para las poblaciones marginadas.
En este informe, República Dominicana se encuentra como uno de los veintiséis de los 61 países que informan a ONUSIDA sobre las tendencias presupuestarias previstas para 2026 y que han declarado que esperan aumentar sus presupuestos públicos nacionales para el VIH. Es decir que, a pesar de los desafíos, varios países han tomado medidas rápidas para subsanar las deficiencias de financiación global, incluyendo a RD.
Como resultado, muchos países están demostrando resiliencia en la prestación del tratamiento del VIH. Algunos países han informado de cifras relativamente estables o incluso de un aumento en el inicio de nuevos tratamientos antirretrovirales gracias a la rápida actuación para mantener los servicios tal como anteriormente fue evidenciado en la data.
En los años 90, la principal causa de muerte en hombres jóvenes en República Dominicana llegó a ser el SIDA. Hoy en día, una persona con VIH en tratamiento tiene la misma esperanza de vida que alguien sin el virus.








