Humberto Almonte

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Analista de Cine

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El matrimonio, tal y como lo conocemos, es una construcción social de dos patas, la amorosa y la financiera, y si le desagregamos el mantra religioso de “estar juntos hasta que la muerte separe las parejas”, tiene o puede tener fecha de caducidad a imagen y semejanza de todos los asuntos humanos, como podemos ver en Adiós (Au Revoir)

Como lo han contado innumerables canciones hasta llegar al lapidario “El amor acaba” de Manuel Alejandro y Ana Magdalena que interpreta José José, el fin de cualquier relación tiene múltiples causas y quizás las principales yacen en cada uno de nosotros, aunque algunos se empeñen en buscar los culpables en algo o alguien exterior. 

Todo inicia tras la repentina muerte de Paz, su esposo Marco descubre que tiene un amante, Frederic. Decide emprender un viaje para conocerlo. A través de este hombre y de este viaje a la Francia, descubre cuánto de su esposa permaneció desconocido para él. 

La dirección es de Ronni Castillo, el guion de María Laura Gargarella y la producción es de las compañías  Menos es Más Producciones y Ouest Ciné, por lo tanto estamos delante de una coproducción República Dominicana-Francia. 

El elenco lo componen Jalsen Santana, Sophie Gaëlle Gómez, Jimmy Jean-Louis, Chrystèle Saint-Louis-Augustin y José Enrique Pintor, entre otros. 

Ronnie Castillo se aventura a explorar las profundidades emocionales de unas relaciones que se apoyan en silencios, secretos, ilusiones, esperanzas y en alguna medida en miedos o en mentirse a sí mismos en la búsqueda  de  ” El elusivo pájaro azul de la felicidad”. 

Celos y venganzas postmorten

Los resultados de dar las cosas por sentado en una relación es lo que vemos cuando Marco (Jalsen Santana) se entera de la infidelidad de su recién fallecida esposa Paz (Sophie Gaëlle Gómez) y no bien digerimos la noticia, el mismo marido confiesa que sí tuvo una relación extra matrimonial pero que ” eso no fue nada”.

 

Clara (Chrystèle Saint-Louis-Augustin), una amiga común de la pareja, le suelta una frase demoledora a este hombre atormentado: «La mujer que tú presumes amar, murió, ¿y todo lo que te importa es saber si tenía un amante?» Esa observación desnuda una de las claves de la estructura machista de pensamiento, es decir, si el hombre es infiel no es nada muy importante, pero siendo la mujer partícipe de un hecho similar, este se convierte en un pecado capital. 

Imbuido cada vez más en una espiral  ascendente de celos, este viudo egoísta, posesivo, de corazón duro y encima tacaño, emprende un viaje a Francia para conocer al hombre que le ha robado su ” propiedad ” más valiosa, su mujer, ” propiedad ”  que por cierto descuidó al privarla de los afectos y cuidados que toda pareja se debe entre sí y a lo que se comprometió en un documento, por si faltaba algún argumento legal. 

En una pequeña ciudad de la Bretaña francesa,  Marco finalmente da con su némesis,  Frederic (Jimmy Jean-Louis), quien ve la vida y las relaciones desde un lado más afectivo y libre, todo ello en las antípodas del pensamiento  del viudo celoso cuya humanidad descansa primero en el yo, después en el yo y más tarde en sus circunstancias e intereses, que no incluyen la preocupación por mas nadie,  a no ser  que esa persona acepte convertirlo en el centro de su mundo. 

A la apelación de Marco sobre la fidelidad, Frederic le responde que tal cosa no es algo natural para los hombres o las mujeres. En ese momento algo estalla dentro del marido que se despoja de la máscara de persona ecuánime y educada transformándose en el resentido lleno de ira y frustración que realmente es para terminar enterándose por medio del francés de que su fallecida esposa no lo dejó porque lo amaba. 

Todo este proceso de interacción entre estos dos hombres se convierte en la parte más lograda en términos discursivos, pues ambos personajes están frente al espejo en un duelo expresivo que coloca en curso de colisión dos formas de asumir la travesía existencial que es la vida y cómo nos relacionamos con los demás. 

El amor después del amor 

Un punto importante en el equilibrio conceptual de Adiós es que su arquitectura está definida por la conexión creativa del realizador y la guionista  María Laura Gargarella, pues para producir la verdad de este discurso fílmico sobre relaciones, matrimonios y celos, era necesaria la conjunción de los universos masculinos y femeninos. 

Adiós (Au Revoir) de Ronni Castillo, es un retrato de ese complejo campo de batalla que son las relaciones de pareja, el paso del tiempo y sus efectos en los seres humanos y la dificultad de ponerse en el lugar del otro para entenderlo.

Frederick: «Uno no elige quien amar».

Marco: «Yo creo que sí».

Frederick: «Yo creo que no».