Dra. Yendy Frías – Nutrióloga clínica/ @dra.yendyfrias_nutriologa

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Muchas veces, al iniciar una dieta, el arroz es uno de los primeros alimentos que se decide reducir o eliminar. Pero, ¿es realmente necesario? A continuación, algunas razones que explican por qué el arroz genera tanto debate en la alimentación saludable.

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El arroz, especialmente el blanco, es una fuente rica en carbohidratos simples, es decir, moléculas de azúcar de fácil y rápida digestión. Una porción de arroz cocido aporta una cantidad considerable de calorías, que pueden acumularse aún más cuando se disfruta con el famoso “concón”.

En planes de alimentación que buscan un déficit calórico para perder peso, reducir el consumo de arroz puede ser una forma sencilla de bajar la ingesta diaria de calorías. Además, por su alto índice glucémico, el arroz blanco eleva rápidamente los niveles de azúcar en la sangre, provocando picos de insulina que luego descienden de manera brusca. Esto puede generar sensación de hambre y antojos frecuentes, dificultando el control del apetito y de la dieta.

El arroz integral, en cambio, aporta más fibra, vitaminas y minerales, lo que lo convierte en una mejor opción dentro de una alimentación equilibrada. Sin embargo, comparado con otros hidratos de carbono como vegetales o granos enteros, el arroz (blanco o integral) sigue siendo menos denso en nutrientes. De ahí que muchas personas lo sustituyen por alternativas más saludables como quinoa, mijo, cebada o incluso preparaciones a base de coliflor. Estas opciones tienen mayor contenido de fibra, generan más saciedad y producen un menor impacto en los niveles de glucosa en sangre.

Aun así, no podemos olvidar que el arroz es un alimento básico en la cultura gastronómica dominicana, presente en la tradicional “bandera” y en muchos de nuestros platos típicos. No se trata de eliminarlo por completo, sino de aprender cómo y cuándo consumirlo, priorizando la moderación y, siempre que sea posible, eligiendo su versión integral.

La clave de una alimentación saludable no está en prohibir, sino en balancear. El arroz no es “malo”; lo que resulta poco favorable es el consumo excesivo y la falta de variedad en la dieta.  Esta columna es la sección educativa de la Sociedad Dominicana de Nutrición Clínica y Metabolismo.   Escribe tus preguntas a: articulos@gmail.com / @sodonuclim.