Jerusalén. Más de 150.000 israelíes salieron a las calles para protestar por 28º sábado consecutivo contra la reforma judicial que impulsa el Gobierno de Benjamín Netanyahu, mientras crecen los temores de una polarización cada vez más violenta en Israel a medida que la iniciativa avanza en el Parlamento.
Esta movilización es la antesala de un nuevo “Día de Resistencia” que fue convocado para el próximo martes, y que marcará “una semana sin precedentes de resistencia civil y desobediencia”, según líderes del movimiento de protesta.
Con tambores, cornetas y fogatas, las manifestaciones tuvieron este sábado su habitual epicentro en Tel Aviv, donde se congregaron unas 150.000 personas para bloquear las principales avenidas.
Además, miles de personas realizaron protestas en ciudades importantes como Haifa o Jerusalén, donde la muchedumbre llegó hasta la residencia oficial de Netanyahu entre una marea de banderas israelíes.
Sin embargo, el funcionario pasa la noche en un hospital cercano a Tel Aviv, para realizarse exámenes de rutina luego de haber sido internado de emergencia por deshidratación.
Netanyahu y sus socios ultraortodoxos y ultranacionalistas anunciaron en enero una reforma judicial que busca otorgar más poder al Ejecutivo en detrimento de la Justicia.
Desde entonces, el país se ha polarizado y surgió un histórico movimiento de protesta que aglutina diversos sectores -académicos, banqueros, militares y empresarios del pujante sector de la tecnología- que consideran que la reforma acabaría con la separación de poderes, limitaría las libertades individuales, acarreará graves consecuencias económicas y restaría atribuciones al Supremo, lo que llevaría a Israel hacia la autocracia.
TEMORES DE GUERRA CIVIL
Las protestas antireforma son “nuestra segunda guerra de independencia”, consideró este sábado la legisladora Naama Lazimi, del partido laborista, en un discurso en Haifa.
Una encuesta del Canal 12 mostró el viernes que el 67 % de los israelíes temen una guerra civil.
El martes pasado, decenas de miles de israelíes protestaron en varias ciudades del país, e incluso bloquearon los accesos al aeropuerto internacional de Tel Aviv, en un “Día de Resistencia” que se saldó con 120 detenidos y más de 13 heridos leves en choques con las fuerzas de seguridad, que desplegaron a la Policía montada y cañones de agua para dispersar las manifestaciones.
Esta protesta fue convocada luego de que el Parlamento -donde la coalición gubernamental tiene mayoría- aprobara en primera lectura uno de los pilares de la reforma, que consiste en un proyecto de ley que acabaría con la doctrina de razonabilidad, que permite al Supremo revisar y revocar decisiones gubernamentales que considere no razonables.
Durante las protesta de este sábado en la ciudad de Hod Hasharon, el ex primer ministro y líder de la oposición, Yair Lapid, dijo: “Si se anula la cláusula de razonabilidad, se romperán todos los cercos, se traspasarán todos los límites. Necesitamos la cláusula de razonabilidad porque tenemos un gobierno irrazonable. El Supremo es nuestra última línea de defensa”.
Se espera que el domingo el Parlamento continúe el trámite para aprobar la ley que acabaría con la doctrina de razonabilidad, para que sea votada definitivamente antes de que termine este mes.
Unos 170 reservistas de la unidad de élite Sayeret Matkal de las fuerzas especiales del Ejército de Israel anunciaron que suspenderán su servicio a partir de la próxima semana, en protesta por la reforma.
Además, varios pilotos de reserva -algunos de alto rango- anunciaron que dejarán de presentarse al entrenamiento a partir de la próxima semana, al igual que otros 106 reservistas de la Fuerza Aérea asignados en puestos que no son de combate.
El domingo pasado, miles de israelíes, la mayoría reservistas del Ejército, se manifestaron frente a la casa del ministro de Defensa, Yoav Gallant, para que pida públicamente la suspensión de la reforma, como ya lo hizo en marzo ante las protestas masivas y el paro de reservistas.
El discurso público de Gallant enfadó a Netanyahu, quien lo cesó al día siguiente; provocando las protestas más masivas desde que se anunció la reforma -más de 700.000 personas salieron a las calles en todo el país- y se convocó una huelga general.
Esto obligó al primer ministro a anunciar que congelaba la reforma para buscar un consenso con la oposición, además de anular el cese de Gallant.
Sin embargo, las negociaciones con la oposición se rompieron en junio ante la falta de acuerdos y Netanyahu anunció que avanzaría con la reforma unilateralmente, lo que revitalizó el movimiento de protestas. EFE