¿Qué factores hacen que la sociedad esté cada vez más dividida en burbujas ideológicas? Una investigación ha llegado a una sorprendente conclusión: la creciente polarización es consecuencia directa del aumento de la conexión social, debido a los teléfonos inteligentes, a las redes o al hecho de contar con más amigos.
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Un análisis computacional de encuestas sociales a gran escala ha evidenciado que las nuevas formas de comunicación social, a través de los teléfonos inteligentes o de las redes sociales, han duplicado la media de amigos muy cercanos que tiene una persona.
Así, mientras un europeo o un estadounidense tenía dos amigos íntimos de media en el año 2008 (entendiendo por tales a aquellas personas cercanas que pueden influir en sus opiniones sobre cuestiones importantes), esa cifra era de cuatro o cinco en 2024.
Ese cambio se produce justo en los años en los que los científicos sociales han podido medir y cuantificar cómo el fenómeno de la polarización “se dispara de forma repentina”: entre 2008 y 2010, coincidiendo con el uso masivo de las redes sociales y con la expansión de los teléfonos inteligentes.
Y es que, aunque “la polarización siempre ha existido, su agravamiento desde el año 2010 supera todos los patrones históricos previos”, subraya Stefan Thurner, uno los autores del estudio recogido este lunes en la revista Proceedings de la Academia Nacional de Ciencias Americana (PNAS, por sus siglas en inglés).
Pero, ¿contar con un mayor número de amigos íntimos —y, por lo tanto, redes sociales más densas— conduce a la fragmentación y, en última instancia, a la polarización de la sociedad? El análisis de datos denota que tener más amigos íntimos, nos hace menos tolerantes.
“Si tengo dos amigos hago todo lo posible por ser tolerante con ellos y conservarlos, pero si tengo cinco y hay algo que no me gusta de uno de ellos, es relativamente fácil poner fin a esa amistad, ya que todavía tengo ‘reservas’. No necesito esforzarme por ser más empático”, explica Thurner, investigador del Complexity Science Hub, un centro de investigación europeo dedicado al estudio de los sistemas complejos.
Fragmentación en burbujas ideológicas
Las sociedades de todo el mundo se están fragmentando cada vez más en burbujas ideológicas.
La mayor conexión social está promoviendo el aislamiento en grupos muy cohesionados de personas que opinan lo mismo. Los grupos cuentan con visiones muy divergentes entre ellos y apenas se produce intercambio de puntos de vista: la polarización se acentúa en detrimento de la democracia.
Para medir la polarización política, los investigadores han recurrido a más de 27.000 encuestas del Pew Research Center, que registra periódicamente las actitudes políticas de la población estadounidense a través de preguntas que se mantienen en el tiempo.
El análisis revela cómo las actitudes políticas de los estadounidenses se han ido volviendo significativamente más unilaterales entre 1999 y 2017.
Así, en 1999 solo el 14 % de los encuestados expresaba visiones unilateralmente de izquierdas, mientras que en 2017 ese porcentaje había aumentado hasta el 31 %. Por su parte, las personas de ideas absolutamente conservadoras pasaron del 6 % en 1999 al 16 % en 2017.
“Hemos visto cómo cada vez más personas se alinean claramente con un bando político en lugar de mantener una mezcla de opiniones de izquierda y derecha según el tema a tratar”, señala otro de los autores, Jan Hofer, investigador del Complexity Science Hub.
Amenaza democrática
“Hay un nivel crítico de conectividad social en el que las personas experimentan una transición explosiva hacia una fuerte polarización. Se encierran en burbujas que no se comunican entre sí, es más si lo hacen es de forma hostil o negativa. Es lo que llamamos fragmentación”, apunta Thurner.
Sin embargo, “la democracia depende de que todas las partes de la sociedad participen en la toma de decisiones, lo que requiere que todos puedan comunicarse entre sí. Cuando los distintos grupos no pueden hablar entre sí, el proceso democrático se rompe”, añade el investigador.
“La fragmentación destruye la base social de tolerancia y, con ello, provoca la erosión a largo plazo de las estructuras democráticas”, concluyen los autores.
Para evitar que las sociedades se fragmenten cada vez más, inciden en la importancia de enseñar a los más jóvenes a interactuar con otros con opiniones diferentes y a cultivar activamente la tolerancia. EFE









