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La humanidad caminaba hace 7 millones de años, pero también trepaba a los árboles

Tumai, el más antiguo representante conocido de la humanidad, caminaba con sus dos pies hace siete millones de años, pero aún sabía trepar a los árboles, según un estudio publicado el miércoles en Nature, basado en tres huesos de un representante de su especie, Sahelanthropus tchadensis.

La historia comenzó en Toros-Menalla, en el norte de Chad, cuando en 2001 un equipo de la misión paleoantropológica franco-chadiense descubrió un cráneo.

Sahelanthropus tchadensis, Tumai para los íntimos, desaloja entonces a Orrorin tugenensis, de seis millones de años y descubierto en Kenia, como el más antiguo representante de la humanidad.

La posición del orificio occipital en el cráneo de Tumai, con una columna vertebral situada bajo el cráneo y no detrás como en los cuadrúpedos, lo coloca como primate bípedo. Algunos epecialistas cuestionaron esta conclusión, argumentando sobre el estado incompleto del fósil.

El estudio de los investigadores del Palevoprim, laboratorio de la evolución de la Universidad de Poitiers, del Centro nacional frances de investigacion científica (CNRS) y universitarios chadianos, suministra una contribución decisiva a ese descubrimiento.

“El cráneo nos dice que Sahelanthropus pertenece al linaje humano”, explicó el martes Franck Guy, paleoantropólogo y uno de los autores del estudio, el que demuestra que “el bipedismo era su modo de locomoción preferido”, agregó en conferencia de prensa.

Este bipedismo “habitual aunque no exclusivo, se acompañaba de un poco de arboricolismo”, o sea la capacidad de desplazarse en los árboles. Una herencia del hipotético ancestro común al linaje humano y a la de los chimpancés.

El equipo hace la demostración con el estudio detallado de un fémur y de dos huesos del antebrazo, unos cúbitos, os que nunca se sabrá si eran los correspondientes al individuo Tumai, pero que fueron hallados en el mismo sitio y pertenecientes a los de un homínido, del linaje humano.

Los científicos de la misión franco-chadiana estudiaron los huesos durante varios años, con una serie exhaustiva de pruebas y medidas. Identificaron 23 trazos morfológicos y funcionales, antes de compararlos con los de otros homínidos y grandes monos actuales y fósiles.

Su conclusión es que “el conjunto de esos rasgos de carácter es mucho más cercano a lo que se observa en un homínido que en cualquier otro primate”, dijo Guillaume Daver, paleoantropólogo del equipo.

Por ejemplo, cuando en función cuadrúpeda un gorila o un chimpancé -el más cercano primo del hombre- camina apoyándose en la parte exterior de las falanges, no es lo que se observa en el Sahelanthropus. 

Este bipedismo “habitual aunque no exclusivo, se acompañaba de un poco de arboricolismo”, o sea la capacidad de desplazarse en los árboles. Una herencia del hipotético ancestro común al linaje humano y a la de los chimpancés.

El equipo hace la demostración con el estudio detallado de un fémur y de dos huesos del antebrazo, unos cúbitos, os que nunca se sabrá si eran los correspondientes al individuo Tumai, pero que fueron hallados en el mismo sitio y pertenecientes a los de un homínido, del linaje humano.

Los científicos de la misión franco-chadiana estudiaron los huesos durante varios años, con una serie exhaustiva de pruebas y medidas. Identificaron 23 trazos morfológicos y funcionales, antes de compararlos con los de otros homínidos y grandes monos actuales y fósiles.

Su conclusión es que “el conjunto de esos rasgos de carácter es mucho más cercano a lo que se observa en un homínido que en cualquier otro primate”, dijo Guillaume Daver, paleoantropólogo del equipo.

Por ejemplo, cuando en función cuadrúpeda un gorila o un chimpancé -el más cercano primo del hombre- camina apoyándose en la parte exterior de las falanges, no es lo que se observa en el Sahelanthropus. 

Bosques y sabanas húmedas 

El individuo cuyos huesos fueron estudiados pesaba entre 43 y 50 kilos. El paisaje desértico y desnudo que acoge en la actualidad su restos mezclaba en su época bosques de palmeras y sabanas húmedas, o sea un marco favorable tanto a la marcha, como a la cuadropedia de “precaución” entre el follaje.

El estudio suministra así “una imagen más completa de Tumai y finalmente de los primeros humanos”, subrayó a  AFP el paleoantropólogo Antoine Balzeau, del Museo nacional de Historia Natural, al elogiar un trabajo “muy consistente”.

Esto da argumentos suplementarios a quienes abogan por una evolución muy “arborescente” del linaje humano, con múltiples ramas, lo que se enfrentaría a una “imagen simplista de humanos que se suceden, con capacidades que mejoran a lo largo del tiempo”, subraya Balzeau.

Lo que hacía del Sahelanthropus un humano era su capacidad para adaptarse al medio ambiente dado, según los investigadores de Palevoprim, que insistieron en la importancia de no considerar a la bipedia como un “carácter mágico” que definiría a la humanidad de manera estricta.

En un artículo que acompaña el estudio, Daniel Lieberman, profesor de evolución biológica en Harvard, considera que el estudio no ofrece aun “solución definitiva” al asunto de la naturaleza de Tumai.

El equipo espera reanudar sus investigaciones en Chad el año próximo, “si la seguridad lo permite”, dijo Guy.

Pues como lo dijo la paleontóloga chadiana Clarisse Nekoulnang, del Centro nacional de investigación y desarrollo, los equipos en el lugar “tratan de hallar sitios más antiguos que el de Tumai”. 

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