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La edición genética permite a las células afinar su ataque contra el cáncer

– Un equipo científico ha logrado utilizar la tecnología de edición genética CRISPR para insertar genes que permiten a las células inmunitarias centrar su ataque en las células cancerosas, dejando potencialmente ilesas a las normales.

Este nuevo enfoque que aumenta la eficacia de la inmunoterapia se ha probado en un ensayo clínico en fase I con 16 pacientes con diversos tipos de cáncer -colon, mama y pulmón-; se trata de una prueba de concepto temprana que demuestra que el sistema inmunitario de un paciente puede ser reprogramado para reconocer su propio cáncer.

Los resultados se presentaron en la reunión anual de la Sociedad de Inmunoterapia del Cáncer y se publican en la revista Nature. El trabajo está codirigido por el español Antoni Ribas, investigador en el Jonsson Comprehensive Cancer Center, de la Universidad de California (UCLA), y profesor de medicina de la misma.

CRISPR/Cas9 es una herramienta biológica que permite modificar el genoma; al igual que un editor de textos, es capaz de manipular el genoma mediante un mecanismo que “corta y pega” secuencias de ADN.

La técnica CRISPR se ha utilizado anteriormente en humanos para eliminar genes específicos y permitir que el sistema inmunitario se active más contra el cáncer.

En este nuevo trabajo, los investigadores informan sobre la posibilidad de usar CRISPR no solo para eliminar genes específicos, sino también para insertar otros nuevos en las células inmunitarias, redirigiendo de manera eficiente estas para que reconozcan mutaciones en las propias células cancerosas del paciente.

Según una nota de prensa de la UCLA, cuando se infunden de nuevo a los pacientes, estas células inmunitarias diseñadas con CRISPR se dirigen preferentemente al cáncer y se convierten en las células inmunitarias allí más representadas.

El sistema inmunitario contiene células T que pueden utilizar receptores específicos para encontrar y eliminar las células cancerosas. Desgraciadamente, los pacientes no suelen tener suficientes de estas células inmunitarias para atacar el cáncer de forma completa y eficaz.

Además, los receptores son diferentes para cada paciente, por lo que encontrar una forma eficiente de aislarlos e insertarlos en las células inmunitarias es clave para generar una terapia celular personalizada contra el cáncer.

La nueva investigación da cuenta de una forma eficiente de aislar estos receptores inmunitarios de la propia sangre del paciente mediante tecnologías desarrolladas por el equipo de Ribas en colaboración, entre otros, con el nobel David Baltimore, y posteriormente desarrolladas para el ensayo por PACT Pharma.

“Se trata de un salto adelante en el desarrollo de un tratamiento personalizado para el cáncer, en el que el aislamiento de los receptores inmunitarios que reconocen específicamente las mutaciones del propio cáncer del paciente se utilizan para tratarlo”, señala Ribas.

Tras la administración de quimioterapia, se infundieron a los pacientes hasta tres de estas preparaciones de células inmunitarias editadas genéticamente, lo que supuso la aplicación de un total de 37 receptores inmunitarios a los 16 pacientes que participaron en la investigación.

El tratamiento dio lugar a la estabilización de la enfermedad en cinco de los 16 pacientes analizados, mientras que los otros once experimentaron una progresión, resume la revista Nature.

Solo dos pacientes mostraron respuestas adversas atribuidas a la terapia de células T (ambos se recuperaron rápidamente), mientras que todos experimentaron los efectos secundarios esperados del tratamiento de quimioterapia.

Aunque el beneficio clínico en términos de respuesta de los pacientes fue limitado, el estudio demuestra la viabilidad potencial de esta estrategia terapéutica, dice Nature.

Recuerda que los autores destacan algunas limitaciones de su enfoque, como el tiempo necesario para caracterizar los antígenos potenciales y para aislar, clonar y probar los receptores de células T.

No obstante, los investigadores indican que algunos de los procesos mejoraron a lo largo de la duración del ensayo y sugieren que, por tanto, son posibles futuras mejoras. EFE

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