Naciones Unidas. El conflicto palestino regresa con fuerza esta semana a las Naciones Unidas, como lo demuestra el hecho de que casi 80 países han pedido este martes la palabra en el “debate abierto” que el Consejo de Seguridad dedicará a la cuestión, según el programa adelantado por la presidencia brasileña del Consejo.
La sesión, en la que ni siquiera está previsto que se vote una resolución, comenzará con una intervención del secretario general, António Guterres, y contará con la presencia de no menos de veinte ministros de Exteriores, entre ellos los de Estados Unidos, Francia, Alemania, Turquía y Arabia Saudí, además de otros árabes.
El ministro palestino de Exteriores, Riad al Maliki, tomará la palabra tras los altos cargos de la ONU, e inmediatamente tras él lo hará el ministro israelí de Exteriores, Eli Cohen, quien ha anunciado que piensa hacerlo acompañado por familiares de víctimas del ataque terrorista de Hamás el pasado 7 de octubre.
La sesión de este martes demuestra que la cuestión palestina -que permanecía aletargada en la ONU entre informes periódicos del Enviado para la región, Tor Wennesland sobre la violencia casi endémica en los territorios palestinos- vuelve a ocupar con fuerza el centro de la política exterior para gran parte del mundo.
Esta sesión del consejo no se va a traducir en nada concreto, toda vez que no se vota ninguna resolución, y servirá apenas como caja de resonancia de las dos tendencias observadas en las pasadas dos semanas: quienes ponen por delante el derecho de Israel a defenderse de los ataques terroristas de Hamás y los que exigen a Israel declarar un alto al fuego en su guerra contra Gaza.
Pero además de la sesión de hoy, el jueves la Asamblea General celebra otro debate para que Estados Unidos explique por qué vetó una resolución presentada por Brasil la semana pasada en la que se pedían respetar “pausas humanitarias” para permitir la entrada de ayuda en Gaza.
El lunes, Estados Unidos explicó por qué se opone a un alto el fuego por el momento en Gaza: el presidente Joe Biden dijo que solo lo pediría cuando sean liberados los rehenes israelíes en manos del grupo islamista Hamás; poco antes, un portavoz del Departamento de Estado había considerado el alto el fuego como contraproducente porque -dijo- permitiría el rearme y reorganización de Hamás.
Los estragos del conflicto no dejan de crecer con el paso de los días: al menos 5.791 personas han muerto en la Franja de Gaza, controlada por Hamás, por los bombardeos israelíes en represalia por el ataque del grupo islamista palestino del 7 de octubre que dejó unos 1.400 muertos y más de 220 secuestrados.
Del total de fallecidos en Gaza, según cifras difundidas este lunes por el Ministerio de Sanidad de la Franja, el 40 % son niños, un 22 % son mujeres y un 5 % ancianos. EFE