SÉUL.- El ministro de Unificación surcoreano, Kwon Young-se, dijo hoy que Corea del Norte sigue padeciendo, en parte por las estrictas políticas fronterizas aplicadas desde el inicio de la pandemia, una «situación muy difícil» a nivel alimentario pese a que el régimen ha aumentado recientemente las importaciones de grano desde China.
Los precios del grano en el hermético país «se han estabilizado un poco después de que el régimen de Corea del Norte incrementara sus esfuerzos para importar alimentos desde China. Aún así, la situación alimentaria del país sigue siendo muy difícil», dijo Kwon durante una visita con medios a Hanawon, un centro para ayudar a los desertores llegados de Corea del Norte a prepararse para la vida en el Sur.
Kwon dijo también a los periodistas que ha habido casos de fallecimientos por inanición en determinadas áreas de Corea del Norte, y que los casos han comenzado a extenderse a distintas regiones debido a los problemas de suministro.
Seúl, al igual que muchas organizaciones humanitarias y de derechos humanos, creen que el estricto cierre fronterizo que Pionyang decretó a principios de 2020 empeoró mucho la mala situación alimentaria que vivía el país al impedir el comercio informal que llevan a cabo contrabandistas que cruzaban a China y regresaban.
Esta recentralización de la distribución de alimentos ha reforzado el control del régimen sobre la población, pero también disparado el precio de los granos en los mercados norcoreanos, según han mostrado diversos análisis elaborados a partir de comunicaciones telefónicas con ciudadanos del país.
El cierre de fronteras, que ha supuesto construir nuevos vallados, redoblar guardias y dar órdenes de disparar a quien se acerque a la divisoria, es tan estricto que Pionyang ha impedido a sus propios diplomáticos y trabajadores en el extranjero retornar desde que aprobó esa política, que solo autoriza la entrada de mercancías.
De hecho, la única persona que se cree que ha podido acceder al país en los últimos tres años es el embajador chino en Corea del Norte, Wang Yajun, que presentó credenciales en abril.
Esta estrategia para blindar las fronteras ha afectado al número de desertores que han llegado a Corea del Sur, que han pasado de 1.167 en 2019 a solo 59 en 2022, según datos del Gobierno sureño.