Edgar Moreno

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La clase media es, inequívocamente, responsable en gran medida de la alta cantidad de mediocridad que se advierte en los funcionarios públicos electos que tenemos en la República Dominicana. Especialmente la clase media- media y la media alta.

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En general, dos de los grupos que conforman los tres estratos sociales pertenecientes a la clase media (2, 3 y 4), y que son los mismos votantes que desde hace varias lecciones, se han dedicado a tomarse el día de las elecciones, como si se tratara éste de otro día festivo más, y simplemente no se molestan en ir a votar (La abstención fue del 46% en las elecciones pasadas).

No cumplen con su deber ciudadano, ni ejercen su derecho al sufragio. Así que dejan en manos de poco más de tres millones de seres humanos vulnerables (el 80% del 54% que votó en las elecciones pasadas), la escogencia de las personas que han de ocupar los distintos puestos electivos en disputa.

Dicho de otra manera. Dejan en mano de una legión de burros políticos (votantes inconscientes), la selección de vocales, directores distritales, alcaldes, regidores, diputados, senadores y hasta el propio presidente. No olvidemos que su voto tiene el mismo valor que el de un intelectual.

Siendo así, los burros votantes, el día D, son llevados en manadas a las urnas a través de unas maquinarias muy bien organizadas y financiadas (logística) por los tres partidos principales y sus candidatos, y con dinero en mano, y sin comprender la trascendencia del voto que emiten, suelen comprometer su elección por mil pesos o por una falaz promesa de empleo.

El resultado: Una legión de analfabetos funcionales ocupando puestos de elección popular.