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Santo Domingo

Better Man, un biopic a todo tren sobre Robbie Williams y su música 

Humberto Almonte

Analista de Cine

La temporada 2024-2025 nos ha entregado una variedad de cine con base musical, algunos afortunados y otros no tanto, pero ninguno tan atípico ni tan desmelenado como Better Man sobre el inclasificable Robbie Williams cuyo recorrido ha tenido mucho menos ruido mediático que, por ejemplo, la prestigiosa e irregular Wicked, para mencionar uno solo. 

Uno de los secretos de esta película es la de no caer en la pesadez ni en la pomposidad, todo lo contrario, hace honor con lo que se define a sí mismo el ex integrante de Take That, que se denomina un “entretenedor”. Ahí reside una de las grandes virtudes de este biopic y es la de entretenernos durante su metraje de dos horas y quince minutos. 

La historia toma como eje central a Robbie Williams, uno de los mejores artistas del mundo, las experiencias que lo convirtieron en quién es y los demonios con los que luchó, tanto dentro como fuera del escenario. Williams es retratado como un chimpancé antropomórfico con imágenes generadas por computadora (CGI), interpretado por Jonno Davies mediante captura de movimiento, y con las voces de Williams y Davies.

 

Michael Gracey dirige y es quien además firma el guion junto a Oliver Cole y Simon Gleeson. El elenco lo componen Robbie Williams, Jonno Davies, Steve Pemberton, Kate Mulvany, Alison Steadman, Damon Herriman, Frazer Hadfield y Raechelle Banno, entre otros. 

El realizador acude a los excesos de buena manera, para construir este monumento lúdico en donde recorremos la carrera de un músico transmutado en mono, con una factura asentada en el hábil uso de los mecanismos cinematográficos que nos envuelven como espectadores sin decaer en ningún momento. 

Un entretenedor revoltoso y desordenado 

A partir de un guion correcto, pero no particularmente sobresaliente, la narración se desliza como un torrente de imágenes y situaciones que bordean y se introducen en la vida del músico   (voz de Robbie Williams e interpretación física de Jonno Davies), sin caer en ningún momento en la hagiografía de Williams. 

El realizador enhebra un brillante uso de la fotografía y de los movimientos de cámara con un montaje (edición), quirúrgicamente preciso que se centra en lo elemental, pues allí no existe nada que sobre en un ejercicio de minimalismo audiovisual y de un hábil trabajo con características de orfebrería casi virtuosa que complementan una atmósfera que oscila entre lo onírico y lo real. 

Lo que atrae de Better Man son esos equilibrios entre los excesos y los toques de humanidad. El de un Robbie Williams que se debate entre el éxito musical y los afectos familiares, desde la droga y los excesos alcohólicos al individuo consciente del peso de la fama y el de el compositor que va desde Let Me Entertain You hasta Feel.   

La simbología del mono y su energía animal se fusionan perfectamente con la idea que tiene Robbie de entretenedor, de su idea de ser un mono de feria, un irreverente que descarga sobre el escenario, en entrevistas o en cualquier sitio, su necesidad de llamar la atención.  Es lo que Gracey ha entendido y mostrado de la mejor manera en la película. 

Como observamos en la vertiginosa escena del grupo Take That con el tema Rock Dj, el uso de las canciones no están en sintonía cronológica con las fechas de su creación, pues pasa lo mismo con la interpretación de Feel en una parte de su infancia, decisiones del realizador que contribuyen a agregar valor narrativo al integrarlos al guion como elementos expresivos de gran potencia.    

Iluminalos Robbie 

En los últimas épocas echamos de menos este tipo de cine que al mismo tiempo que nos entretiene evita la seriedad pomposa o el encadenamiento de números musicales uno detrás del otro, como le ha sucedido a otros biopics de figuras musicales.  

Better Man de Michael Gracey se sumerge en la vida de la estrella musical Robbie Williams, apelando al buen uso de los elementos cinematográficos, al onirismo, la fantasía y al exceso para en su metraje iluminarnos entreteniéndonos con los altibajos vitales de Robbie. 

 

 

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