Pedro Caba
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Hay que reconocer como un acierto del presidente Abinader haberse adelantado con los informes propios acerca del crecimiento, mejoras en la política social y manejo correcto de la deuda, pues los informes de ONU-CEPAL y del FMI, además de evaluadoras de riesgo y bancos de inversión, lo que hacen es certificar esos informes.
Poe eso es lo que aterra a la oposición y a los medios de difusión que los respaldan: sus comparecencias puntuales en La Semanal.
Este ejercicio de información del gobierno lo mantiene al día en la divulgación de políticas públicas, al tiempo que posibilita al jefe del Estado ofrecer su versión acerca de cuanto acontece en la vida nacional que merezca la pena tratar.
Además de que destacan una singularidad con respecto a los jefes de Estado del pasado: Abinader dispone de tiempo y aplicación personal para darle seguimiento a cada una de las políticas base del gobierno.
Organismos multilaterales dan credibilidad inobjetable cifras oficiales
Las instituciones de Naciones Unidas como Fao, Programa Mundial de Alimentos y Comisión Económica para América Latina CEPAL disponen de oficinas locales que les permiten entrar en contacto directo con las políticas orientadas a la producción y suministro al mercado de alimentos, programas de asistencia social de combate a la pobreza y acciones directas del gobierno orientadas a mejorar el acceso a bienes y servicios de los más desfavorecidos.
El FMI lo mismo que las agencias evaluadoras de riesgo y los bancos de inversión manejan las cifras grandes del PIB y de la deuda, así como también el resultado de los ejercicios fiscales.
Eso hace imbatibles a las fuentes locales e internacionales los datos referidos a la disminución hasta un 18% de la población la pobreza total y a un 4.9% la pobreza extrema.
Lo verdaderamente ejemplar y satisfactorio para los dominicanos es que CEPAL haya capturado y divulgado la información del resultado de la última evaluación del índice GINI, el complejo sistema que permite determinar si, en efecto, las políticas públicas de un país atacan con efectividad la desigualdad.
En el caso del índice GINI de Cero al 1 donde cero es el ideal y 1 marca el total deterioro, la República Dominicana cerró con el 0.39, ¡el más bajo de la América Latina! en estos momentos.
El gobierno se vio obligado contratar deuda y disponer de ahorros en forma extraordinaria para hacer frente a los devastadores efectos del Covy 19 en el 2020 y siguientes que dejó la infraestructura productiva y de servicios casi en el suelo. Así pudo disponer de incentivos orientados a la agropecuaria, manufactura-zonas francas, construcción y turismo, además de incrementar los programas sociales y dejar de cobrar la energía a los sectores menesterosos.
Al cabo de estos 5 años transcurridos no deja de asombrar el informe certificado por el FMI: Al 16 de septiembre pasado la deuda del sector público no financiero representa el 46.9% del PIB. En términos más concretos al 31 de agosto pasado el saldo de la deuda interna y externa del sector público totalizó US$60,182 o el 46.7% del PIB estimado para este año.
Y no es que el gobierno le tema a la deuda ni esté consciente es un instrumento imprescindible para el desarrollo y crecimiento. Lo resaltante es tomando todos estos factores en cuenta, ha sabido manejar con pericia la deuda.
¡En hora buena!