El pobre Haití no tiene quien le ayude.
Muchos grandes países se comprometen a restaurar el orden, la democracia, pero solo de boca.
En Naciones Unidas no se ponen de acuerdo sobre una fuerza multinacional que trabaje por la paz del empobrecido país.
Y Ariel Henry tomó el camino más fácil. Luego de una serie de reuniones internacionales en el Caribe y África, no puede entrar a su país y es difícil que lo haga desde Puerto Rico, donde se encuentra.
Ya no tiene el apoyo de Estados Unidos y sus amigos del Caricom no lo quieren.
Haití está sumido en el caos profundo.
La ausencia de fuerzas policiales en las calles de Puerto Príncipe, dejan a merced de las bandas a la población. Y la gente muere de hambre o falta de medicina.
Una situación desesperante.