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Santo Domingo

Festivales de cine, conflictos sociales, bélicos y coherencia política

Humberto Almonte

Analista de Cine 

Los grandes eventos no están exentos de ser afectados por los acontecimientos a su alrededor, no solo culturales sino también sociales y políticos, por lo que a los festivales de cine se les exige tomar posición y pronunciarse, ya sea contra la censura, la guerra o las luchas democráticas.

Además del evento fílmico en sí, estas actividades proveen a la pléyade de cineastas de aquellas zonas conflictivas y a los planteamientos de sus demandas, de una plataforma inigualable dada la concentración de medios asistentes y de estrellas influyentes que se pasean por delante de las cámaras. Esto hace que las posiciones y declaraciones que se lanzan allí consigan gran alcance.

Lo que veremos aquí serán las opiniones de los grandes festivales de Cannes, Berlín, Locarno, San Sebastián o Venecia, sobre la guerra ruso-ucraniana, las protestas sociales en Irán o la situación actual de Gaza. Tales declaraciones deberán pasar por el filtro de la coherencia y esa será la prueba en donde estas entidades culturales enraizadas en nuestras sociedades confirmarán su credibilidad.

Guerra ruso-ucraniana

El prestigioso festival de Cannes declaraba en el 2022: « Por modesta que sea, unimos nuestra voz a la de todos los que se oponen a esta situación inaceptable y denuncian la actitud de Rusia y de sus dirigentes», además excluyo a las delegaciones oficiales rusas, una prohibición que se mantendrá hasta que la guerra concluya: « en unas condiciones que satisfagan a la población ucraniana».

Por  su parte, el festival berlinés se pronuncio contra las acciones rusas : « La Berlinale condena enérgicamente la guerra de agresión de Rusia, que viola el derecho internacional, y expresa su solidaridad con el pueblo de Ucrania y todos aquellos que hacen campaña contra esta guerra».

En su comunicado, San Sebastián dejó clara su rechazo ante Rusia debido a su  “intolerable agresión”, vetando también a las delegaciones oficiales y dejando fuera de esa exclusión a los disidentes: «Aquellas voces rusas que se oponen a la agresión cometida por su país, siempre tendrán un lugar en el Festival de San Sebastián», negándose a descartar a todo el cine ruso de su programación como exigían ciertas voces : «Nuestros procesos de selección evalúan las obras cinematográficas de manera individual, nunca en función de la nacionalidad a la que estas pertenezcan, incluso cuando provengan de países con gobiernos que conculcan derechos fundamentales y así seguiremos haciéndolo en estos tiempos convulsos».

Las autoridades del festival suizo de Locarno comparten la posición de San Sebastián: «Defendemos la libertad de expresión y el arte cinematográfico y no tenemos la intención de boicotear películas rusas, ya que el cine es una voz que sostiene la diversidad y creatividad en todos los países».

El evento festivalero de cine más antiguo del mundo, el de Venecia, Italia, declaró su solidaridad con Ucrania: «con especial atención a las condiciones de la industria cinematográfica, en el trágico contexto de toda la población» y afirmó: «que el cine y la cultura no pueden permanecer en silencio ante esta tragedia».

Protestas sociales en Irán

Las protestas sociales contra el gobierno iraní por la muerte en custodia de la joven de 22 años. Mahsa Amini, arrestada por no llevar de manera adecuada hiyab o velo islámico, lo que desato grandes manifestaciones en ese país. Estos acontecimientos provocaron comunicados por parte de los festivales.

El festival de Venecia se posicionó a favor de las protestas, con estas palabras: «La Biennale di Venezia renueva firmemente en la 80º Mostra Internazionale d’Arte Cinematografica (2023) su solidaridad con las mujeres y hombres del pueblo iraní que luchan por su libertad y contra la represión en curso, así como con los cineastas y artistas detenidos o encarcelados».

La actriz franco-iraní Golshifteh Farahani, componente del jurado de la Berlinale declaró en 2023, en una manifestación acompañada de la directora del festival Mariette Rissenbeek: «En un país como Irán, que es una dictadura, el arte no es sólo algo intelectual o filosófico, es esencial, es como el oxígeno». Este evento se ha alineado en múltiples ocasiones con las causas políticas.

Cannes se expresó con relación al tema, pidiendo la “liberación inmediata” de la actriz iraní Taraneh Alidoosti: «En solidaridad con la lucha pacífica que mantiene por la libertad y los derechos de las mujeres, el Festival de Cannes le muestra todo su apoyo».

Cannes, Locarno, y otros festivales, también han protestado por el arresto del icono cinematográfico iraní Jafar Panahi, quien ha sido arrestado y condenado por las protestas del 2010. Su encarcelamiento más reciente es del 2023 por haber protestado contra la detención de otros dos cineastas, Mohammad Rasoulof y Mostafá Aleahmad, debido a lo cual el Festival de Venecia emitió la siguiente declaración: «La Bienal de Venecia une su voz a la de numerosas personas que se han pronunciado en todo el mundo contra las condenas y acciones represivas en curso en Irán y exige la liberación inmediata de los directores arrestados».

Conflicto palestino – israelí en Gaza

La situación de los palestinos en Gaza se ha tornado dramática después del ataque de Hamás en octubre del 2023 con victimas de ambos lados y la consiguiente respuesta del ejército y el gobierno israelí que ha producido una enorme cantidad de víctimas, con una desproporción hacia el lado palestino. En este contexto, el Instituto de Cine Palestino ha reclamado al Festival de Berlín acerca de su silencio en esta cuestión.

El ICP  dice estar sorprendido por ese silencio del prestigioso festival: «Acerca del horrendo genocidio que está sucediendo en Palestina», señalando que la Berlinale: «Se ha posicionado como un espacio político que ha abogado por los derechos humanos, contra la opresión y la censura», y expresa que ese mutismo: «Se interpreta como una complicidad institucional con los perpetradores del genocidio».

La organización fílmica pide que como los trabajadores del cine están silenciados, perseguidos, amenazados y desplazados, tanto en Palestina como en el exterior, que la comunidad cinematográfica internacional suscriban sus demandas al festival, que son: «Una llamada publica al cese al fuego, apoyo para que los palestinos poder expresarse contra el genocidio dentro del festival », y expresa que de no cumplirse esas demandas, desarrollar una serie de acciones hasta que la administración del evento se pronuncie y se solidarice con los palestinos.

Mariette Rissenbeek y Carlo Chatrian, directores de la Berlinale, respondieron de una manera genérica a estos reclamos, afirmando: «que se reconozca el sufrimiento de todos y que nuestro programa abra diferentes perspectivas sobre la complejidad del mundo», a lo que replicaron 60 contratistas del evento en una carta: «Nos unimos a un movimiento de solidaridad global para exigir un alto al fuego inmediato y pedir la liberación de todos los rehenes. Mientras el mundo es testigo de una pérdida inaceptable de vidas civiles en Gaza, incluidas las de periodistas, artistas y trabajadores de cine, así como de la destrucción de un patrimonio cultural único, necesitamos posturas institucionales más fuertes».

La más clara postura sobre el conflicto se produjo desde la óptica de los realizadores Basel Adra y Yuval Abraham, palestino el primero e israelí el segundo, cuyo documental No Other Land,  cuenta la travesía de Basel Adra, joven activista palestino de Masafer Yatta, en Cisjordania, quien lucha desde su infancia contra la expulsión masiva de su comunidad por las autoridades israelíes, y como afirma Abraham al recibir el premio como Mejor Documental  en esta edición berlinesa : «Yo vivo en un régimen civil y Basel en otro militar. Vivimos a 30 minutos él uno del otro, pero yo tengo derecho a voto y él no lo tiene. Yo tengo libertad de movimiento pero él está encerrado».

Rissenbeek, la codirectora del festival, en un ejercicio que apuntaba a un equilibrio precario, hizo en el discurso de clausura una apelación a Hamás pidiendo liberar a los rehenes israelíes en su poder y al mismo tiempo solicitar al gobierno de Israel que procure aliviar el sufrimiento de la población civil de Gaza.

¿Coherencia política festivalera?

Claramente las posiciones de los festivales de cine difieren sobre cómo abordar los diferentes conflictos, pues mientras Cannes, Locarno, San Sebastián o Venecia, entre otros, planteaban la desaprobación a Rusia al gobierno iraní, como iniciativa propia, es decir, sin que nadie se lo solicitase.

Visto lo visto, mientras sobre los casos de Ucrania e Irán estos eventos fílmicos emitían comunicados condenando la agresión y pidiendo proteger a la población civil, respecto  a Gaza, como hemos visto en la recién finalizada Berlinale o en El Festival Internacional de Cine Documental de Ámsterdam (IDFA), al parecer no lo tienen tan claro y así la coherencia política de estas instituciones queda en entredicho.

 

 

 

 

 

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