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Santo Domingo

Pintura de Vicente Pimentel en Centro Cultural Banreservas, no puede ser “la gran desconocida”

José Rafael Sosa

¿Qué ocurre cuando alguien descubre un tesoro artístico capaz de provocar una emoción estética singular, por el audaz manejo de la técnica, por la desbordante imaginación de neo formas imaginadas a partir de la realidad y por su reveladora configuración de formas y giros?

¿Qué pasa cuando quien descubre eso, advierte que es mucha la gente que no lo sabe y, por tanto, no ha de sentir nada frente a una obra particular, singular, reveladora de un talento del cual no se tenía noticias? 

Es lo que acontece con una exposición con obras de Vicente Pimentel, declarado Maestro el Maestro de la pintura dominicana 2020, por el Ministerio de Cultura), gracias a la exposición de las obras suyas, aportadas por la familia Van Der Horts.

Esas obras son expresión de una gran historia, la crónica que atesora información, giros sorprendentes, dramáticos cambios, transformaciones a punta de voluntad, exigencia de disciplina y renuncias, muchas renuncias, todo en función de lograr su consagración artística. 

Vicente Pimentel, un gran pintor al que le importó poco figurar en las portadas de las páginas sociales de los diarios de su país, inaugurando muestras o exhibiéndose en colectivas.

Era un sacerdote silencioso de su arte, de su capacidad de expresarse, del estudio y dominio de las técnicas visuales. Nacido en el Caribe, morena la piel, sin límites en sus aspiraciones de perfeccionar su talento, de fortalecer su quehacer con el impulso creativo de las corrientes pictóricas universales, se decidió – tras sus estudios formales en la Escuela Nacional de Bellas Artes (en los que destacó como un docente con responsabilidad y tenacidad en sus tareas), tomó rumbo en 1976 a la Gran Europa. Allí debía perfeccionar sus técnicas y elevar al máximo sus inquietudes expresivas. 

Francia lo recibe como becado con el fin de profundizar y explotar su talento, lo cual logra con méritos y reconocimiento de la crítica francesa y del resto del mundo. No tuvo, ni sintió, necesidad de regresar a vivir el aire de Quisqueya, sin ser despreciativo de su origen. 

Seguía sintiendo el ser nacional por sus venas, solo que, en otro ambiente, ese que consideraba era el que mejores condiciones ofrecía para canalizar su necesidad de realización… Y perfección artística, requerido como estaba de tantas experiencias que incidían directamente en su crecimiento estético y personal. 

Ahora se tiene la oportunidad de disfrutar de una muestra de su obra pictórica de gran formato, gracias a la muestra abierta hasta el 8 de octubre en Centro Cultural Banreservas y su sala Ada Balcácer, inaugurada la pasada semana, en colaboración con la Familia Van Der Linder, lo mínimo que corresponde hacer es acudir a constatar porque la pintura de este creador dominicano, cuyo nombre no es tan conocido, es tan trascendente.

“Hemos creado una modesta fundación, que tiene un solo objetivo: promover a Vicente Pimentel con la idea de hacer un acto en cada provincia del país, lo que estamos es llevándolo a estudiantes de bellas artes en las provincias para hablar de su vida y legado”, anunció Andrés Van der Horst

Las palabras inaugurales estuvieron a cargo de Mijail Peralta, gerente de Cultura y director del Centro Cultural Banreservas, en las que indico que era un honor acoger las obras de Pimentel de parte de la Familia Van Der Horts, reconocida como una de las mas fieles coleccionistas de esas piezas.

La muestra ofrece la oportunidad de admirar una obra pictórica formidable, de giros creativos en los cuales la forma y el color se ponen a disposición de la gran experiencia visual, esa que ubica al espectador ante una obra sutil y compleja, expresiva y seductora.

El ojo de la crítica

Galería de Arte Dominicana que en la “pintura de Pimentel predominan las formas abstractas flotando en el espacio, con alusiones neofigurativas, en presencia perdurable y fugacidad irreflexiva. Visualiza un futuro cargado de interrogantes, saturado por la tecnología y la descomposición física y espiritual” (1) 

Cándido Gerón, narrador y crítico visual, sostiene que “Pimentel fue el pintor del Caribe que se dejó seducir por el aliento plástico francés, ambiente artístico que prefirió incluso por encima del atractivo de los museos y el arte de Estados Unidos. Con su obra, contundente, de talante internacional-neo humanista, social y crítica – nos ha dejado un gran legado para las artes y la cultura dominicanas”. 

En Memoria de la Pintura Dominicana, el artista e historiador del arte Danilo de los Santos (1942-2018), señala que “Vicente Pimentel es un artista que produce una obra repleta de referentes subjetivos y poéticos, que establece una búsqueda constante en la relación figura-signo en sus dibujos. 

Ubicado en Francia, donde recodifica su pulso expresionista, paulatinamente llega a un notable discurso en el cual la abstracción no excluye el fuerte vigor de un movimiento diestro, conduciéndose hacia el estado de la interioridad”.

De los Santos agrega en la citada obra:

 “Vicente Pimentel conceptualiza, desde sus figuras suspendidas y flotantes, un mundo percibido a su manera como complejo, pero de gran dominio de sus formas, colores, y estructuras que lo hicieron ganarse el corazón del público francés y las galerías que le abrieron sus puertas, como de coleccionistas relevantes”. 

Jean-Luc Chalumeau (1939), reconocido historiador y crítico del arte francés advierte:   

Rompió barreras desde el momento que decide estudiar arte, viniendo de una familia humilde y pobre, de un barrio popular, en una sociedad en donde en los años sesenta del pasado siglo la movilidad social era casi nula y el arte aún no era visto como un medio para ganarse la vida, como dicen muchos de los padres de hijos de familias pobres cuando escogen profesiones poco esperanzadoras para ellos”. 

Amable López, curador de esta exposición, que, desde su primera etapa creativa: “Vicente Pimentel enfatiza sobre el dibujo, llevando esta categoría plástica al grado de la excelencia. Los espacios y atmósferas de la monocromía, las líneas febriles y sinuosas y los juegos de manchas y sombras volátiles, serán algunas de las principales características de su dicción plástica inicial”. (2) 

Carlos Andújar Persinal, actual director nacional de museos, ha escrito en Acento: “De arte abstracto, su obra y dibujos bien siluetados, Vicente Pimentel conceptualiza, desde sus figuras suspendidas y flotantes, un mundo percibido a su manera como complejo, pero de gran dominio de sus formas, colores, y estructuras que lo hicieron ganarse el corazón del público francés y las galerías que le abrieron sus puertas, como de coleccionistas importantes”. (3) 

Su vida

Vicente Pimentel nace en Santo Domingo, el 19 de julio de 1947. Entre 1963 y 1968 se forma en la Escuela Nacional de Bellas Artes, donde sería profesor de dibujo desde 1969 hasta 1971. Muere el 28 de mayo de 2023, producto de complicaciones de condiciones de salud.

Mucho antes de establecerse definitivamente en Europa, Vicente Pimentel ya había obtenido éxito y reconocimientos notables en su propio país, gracias a sus cualidades excepcionales como dibujante. 

Tan temprano como 1966, su dibujo a la tinta sobre papel titulado “La fuga”, gana segundo Premio de Dibujo del II Concurso de Arte Eduardo León Jimenes, su primer galardón de arte. 

En 1971, el Ministerio de Asuntos Extranjeros de Francia le otorga una beca de estudios y en 1972 se diploma en la Escuela de Arte y Arquitectura de Marsella, sección Pintura. En 1973, presenta su primera exposición individual en el Museo del Hombre Dominicano.

En 1974, retoma su labor en la Escuela Nacional de Bellas Artes (en la que fue profesor durante tres años), en la Escuela de Artes Plásticas de la Universidad Autónoma de Santo Domingo y el Centro de Arte Cándido Bidó

En 1976, retorna a Francia y se radica definitivamente en París. Entre 1976 y 1979, obtiene el Diploma Nacional Superior de Expresión Plástica-Mención Arte y Arquitectura de Marsella en la Escuela de Bellas Artes de París. Entre 1978 y 1982, estudia Museología en la Escuela del Louvre y la UNESCO con Sr. Georges Henri Riviere

En 1979, expone individualmente en los espacios de la “Cité internationale des Arts”, París, Francia. En 1988, realiza estudios de Animación Museográfica en el Centro Georges Pompidou. 

A principios de la década de 1980, Vicente Pimental, en un viaje a los Estados Unidos y permanece durante una breve temporada en la ciudad de Nueva York, donde conoce y estrecha amistad con el superdotado artista Jean-Michel Basquiat (1960-1988) y el galerista Leo Castelli (1907-1999), quien le invitaría a radicarse en la Gran Manzana y formar parte de sus artistas representados. Esto no fue posible, ya que Vicente Pimentel se había encariñado y compenetrado la cultura francesa. 

En París, el primer gran apoyo que recibió Vicente Pimentel fue de parte de la señora Claude Jacqueline Cahour (1912-2007), también conocida como Madame Claude Pompidou, primera dama de Francia entre 1969 y 1974) y viuda del expresidente Georges Jean Raymond Pompidou (1911-1974). Filántropa, mecenas cultural y patrocinadora del arte y los artistas, Claude Pompidou se caracterizaba por su gran sensibilidad social, su elegancia personal y su amplia cultura humanística.

Como pintor, fue uno de los iniciadores de recibir a los niños con lápices de colores en los museos, para acercarlos a la actividad artística. Esta primera apertura de un museo al trabajo práctico de los niños no es una cuestión de «copia» tuvo lugar en el Museo de Monumentos Franceses, Palacio del Trocadero, en los años 80 en beneficio de los alumnos de una pequeña escuela primaria de un pueblecito de Lozère, el de Chabrits. Y esta aventura ha continuado.

Vicente Pimentel siempre quiso mostrar y compartir su obra, una obra tan poética y lo hacía con humildad, y su gran dominio del arte pictórico. Coordinó con las universidades de París I – Panthéon Sorbonne, UFR de Historia, y la Universidad de Versalles Saint Quentin, en Yvelines (UVSQ), en el marco de las salidas de campo con el tema del patrimonio y la memoria, los alumnos del Máster fueron acogidos en la colmena artística que es el antiguo Frigos, pero también un encuentro, en este mismo lugar, del artista en su estudio.

Los alumnos franceses descubrieron el real sentido de sus las obras, pero aún más, acercarse a la creación artística de un gran artista que les permitió descubrir y cuestionar una obra en curso. Los animados intercambios permitieron a los estudiantes vivir una experiencia única, la de vislumbrar la creación artística.

En su opinión, divulgada en varios medios de comunicación, Pimentel, estos encuentros e intercambios le permitieron abrir su obra a un gran número de jóvenes, para transmitir su enfoque existencial y artístico.

Pimentel acogió muchos grupos en su estudio y demostrar así la necesidad del arte, lo que se le agradece cariñosamente. Estos últimos estudiantes estaban formándose en Mediación Cultural.

En 1982, Pimentel recibió el premio Ville de Vitry en Francia. En 2001, recibió el premio del Salón de Sanoi y la medalla del Consejo General de Oise (Francia).

En 2020, el Ministerio de Cultura de su país, le reconoció a otorgándole el Premio Nacional de Artes Plásticas, el máximo galardón de las artes plásticas y visuales en la República Dominicana.

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