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Los sumilleres, ante el reto de las bebidas sin alcohol y los menús veganos

Tienen dos minutos para identificar cinco bebidas sin alcohol y luego imaginar en tres minutos un menú vegano que combine bien. Estas son ahora algunas de las condiciones para ganar el concurso de mejor sumiller del mundo.  

Esta prueba de semifinal, como otras dos más clásicas sobre el vino y el servicio, se llevan a cabo en un selecto hotel de París, que organiza hasta el domingo la 17ª edición de este evento trienal.

Los pocos observadores que asisten a la prueba han tenido que dejar sus móviles y tiene que hablar muy bajo para no desconcentrar a los candidatos. 

Jugo de fruta tropical, jugo de manzana espumoso, kombucha, cerveza, vino naranja… No se sabe lo que contienen estos vasos pero, a juzgar por las respuestas dispares, no es un ejercicio fácil. 

La danesa Nina Jensen se muestra muy segura. La argentina Valeria Gamper, en cambio, se queda petrificada cuando llegan los platos veganos: “No sé, lo siento”, dice incluso antes de que se le acabe el tiempo. 

El letón Raimonds Tomsons asegura a la AFP que fue “lo más duro”. 

“Muy a la moda”

Las bebidas sin alcohol están “muy a la moda y cada vez es más importante”, admite. “El menú vegano, todavía fue más difícil. Tenía platos en la mente, pero fue muy difícil encontrar maridajes con estas bebidas”.

“Por supuesto que era previsible” este tipo de pruebas, declara la candidata francesa Pascaline Lepeltier, para quien los conocimientos que van más allá del vino son “fundamentales” hoy en día. 

Preguntado sobre cómo había preparado las pruebas, el estadounidense Mark Guillaudeu reconoce que se concentró en el vino: “Instalé una bodega de 150 botellas (…) e hice dos o tres degustaciones con vasos negros cada día durante dos meses y medio”.

Para el presidente de la unión francesa de sumilleres, Philippe Faure-Brac, “actualmente la expectativa es múltiple y es necesario que el sumiller esté en esa línea”.

Siete países participaron en la primera edición del concurso en Bélgica en 1969, 25 en 1992 y 65 este año en París, más tres campeones continentales. “Cuando hay una evolución en el número, hay una mezcla de culturas” y les pedimos que tengan conocimientos sobre las bebidas de todo el mundo, explica a la AFP Faure-Brac, ganador de la prueba al mejor sumiller del mundo en 1992.

“Se tiene que tener una base técnica impecable y encontrar las palabras comprensibles, precisas y que desprenden suficiente emoción”, señala.

Todos los candidatos pasan las pruebas en una lengua extranjera: la francesa lo hizo en inglés y el estadounidense en francés. 

“Estoy estupefacta de admiración ante esta gente, por su capacidad de traer luz a la mesa, hacer las cosas simples, abordables, pero no simplistas”, afirma Véronique Dausse, directora de la bodega Phélan Ségur en Saint-Estèphe, socia del concurso. 

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