Amjad Ali
Kashmore (Pakistán).- La capacidad de respuesta de Pakistán ha quedado al límite para hacer frente a las inundaciones que han dejado más de un millar de muertos, centenares de heridos, y comunidades enteras bajo el agua o barridas por el lodo, una devastación de la que necesitará mucho tiempo para recuperarse.
Con la ocupación al límite, el hospital público del distrito de Kashmore, en la provincia meridional de Sindh, ha instalado en los pasillos algunos charpai, una especie de catres tradicionales del Sur de Asia, a falta de camillas para dar primeros auxilios a los afectados por los efectos de las lluvias.
Además de los heridos en las inundaciones, un número creciente de personas acuden a los centros de atención con fiebre, diarrea y otras enfermedades transmitidas por el agua. El hospital de la localidad que comparte frontera con las provincias de Punjab y Baluchistán, muy afectadas por las lluvias, se ha convertido en un centro para la atención de las víctimas de este desastre natural.
“Venimos de Kandhkot y ya ves cómo nos tratan aquí”, cuenta a Efe Sakina Mai, una paciente de 60 años que acudió al congestionado hospital en búsqueda de atención.
La Organización Mundial de la Salud había advertido en su último informe sobre las amenazas de una mayor propagación de enfermedades transmitidas por el agua o por vectores, como la malaria, la diarrea o el dengue.
Además “unos 888 establecimientos de salud han resultado dañados en el país, de los cuales 180 están completamente dañados, dejando a millones de personas sin acceso a atención médica y tratamiento médico”, según datos de las regiones afectadas citados por la OMS.
En Kashmore solo hay un hospital público con medicamentos y personal médico.
“Podemos ofrecer lo que tenemos y hacer todo lo posible para brindar asistencia médica a las víctimas de las inundaciones. Recibimos más de 500 pacientes diariamente”, dijo a Efe el doctor Waheed Dareshak, el único médico presente en ese momento en el hospital.
Un informe de la ONG Médicos Sin Frontera (MSF), que cuenta con varios equipos trabajando en las zonas afectadas, señaló hoy que “la mayoría de los pacientes atendidos presentaban infecciones respiratorias, fiebre, enfermedades cutáneas y diarrea”.
Aunque el número de pacientes que llega a las clínicas móviles desplegadas por MSF no ha sido muy elevado hasta ahora, la organización apuntó que “es probable que esto se deba a que muchas personas cuentan con enormes dificultades para acceder hasta los lugares donde es posible llegar con las clínicas móviles, ya que muchos pueblos y aldeas están aislados por las aguas”.
De acuerdo al balance oficial casi 1.200 personas, incluidos 399 niños, han muerto desde mediados de junio a causa de las inundaciones, más de 3.600 personas han resultado heridas, más de un millón de casas han sido parcial o totalmente destruidas, y pueblos enteros han sido arrasados.
“La colosal escala de devastación en varias partes del país provocada por la catástrofe climática sin precedentes ha afectado a más de 33 millones de personas en Pakistán”, dijo hoy en una declaración a la prensa el portavoz del Ministerio de Exteriores de Pakistán, Asim Iftikhar Ahmad.
El Gobierno de Pakistán, dijo, está usando todos los recursos y capacidades posibles, pero “la magnitud de la calamidad ha sobrepasado el límite de nuestra capacidad, necesitando del apoyo de la comunidad internacional”.
La OMS ha puesto como primera prioridad para las agencias en el terreno el acceso a los centros de atención frente a la proyección de que “las inundaciones empeorarán aún más en los próximos días, con un impacto humanitario y de salud pública aún mayor”.
En el distrito de Kot Mithan, de las provincia de Punjab, el nivel del agua del río Indo ha comenzado a subir en el área, alertando a las personas sobre un nuevo desastre, después de que hace menos de dos semanas las inundaciones alcanzaron su punto causando graves daños.
“El nivel del agua está aumentando y esperamos que supere los 600 pies cúbicos por segundo. El pico anterior fue de 576.000 el mes pasado”, dijo a Efe un oficial de la presa de Guddu de Sindh, Dildar Shah.
Para el Gobierno de Pakistán lo que está atravesando la nación, con un tercio de su territorio bajo el agua, “es una calamidad inducida por el clima, esto no es un monzón ordinario”, dijo el portavoz de Exteriores a la prensa.
Así, con Pakistán convertido en una “zona cero de las consecuencias del calentamiento global”, el Gobierno espera que “los responsables históricos del cambio climático den un paso al frente y compartir la carga de las pérdidas, en espíritu de solidaridad”, concluyó Ahmad. EFE