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Santo Domingo

10 cortos dominicanos del 2020, un recuento obligatorio

D’ Train

 La conexión que se logra entre estas dos personas va más allá de su nacionalidad compartida o el aspecto nostálgico presente en la atmosfera visual y narrativa de esta obra. La integración del gadget tecnológico que separa y une el factor casualidad, hacen de D’ Train una interesante mirada audiovisual desde la diáspora.  

Santo”. 

La existencia de Darlyn , un niño que vive entre la santería y el gaga de su madre y el catolicismo de su padre, muestra la separación de los universos físicos y culturales de sus familiares, una prueba palpable de los múltiples niveles de una sociedad dominicana menos homogénea de lo que nos quieren hacer creer. 

Ese rigor conceptual con que Virgilio López de la Escuela de Cine de Chavón acomete las diversidades de nuestra identidad, lo traspasa a la factura técnica de Santo. El peso dramático de cada plano es impresionantemente solido desde el principio hasta el final lo que convierte a esta pieza en uno de los cortos más relevantes de este año.    

La Pieza de Casseus”. 

Las aspiraciones de un joven de clase baja e inmigrante haitiano para acceder a sus sueños de convertirse en bailarín y los obstáculos que debe superar para inscribirse en una academia de ballet, dan pie a que el director Camilo Mejía dibuje el difícil panorama vital de las personas de estos segmentos sociales. 

La Pieza de Casseus es un alegato humano de altos vuelos, ejecutado con solvencia técnica y limpieza narrativa, que con su atenta mirada desde la cámara no deja espacios sin escrutar dentro del universo que describe esta imaginativa obra. La riqueza polisémica de esta pieza nos obliga a seguir con atención la corta trayectoria de este director proveniente de la Escuela de Cine de la Universidad Intec.

El Becerro de dos cabezas”. 

https://youtu.be/j4cK1S2JjNE

La fábula que construye Rodney Llaverías en este cortometraje va en la onda de la desmitificación de la sexualidad conservadora que se aposenta en las profundidades de la psique social dominicana. A lo que el personaje de Marino se enfrenta es a ese becerro bicéfalo de sus deseos y de lo espera su padre de él.   

El realizador Llaverías se concentra en una ruralidad donde perviven las más atrasadas costumbres y pensamientos, dejando muy claramente establecido que existen luchas individuales intentando salirse de esa encerrona oscura y retrógrada.  

 “Una vez, un fuego”. 

El subconsciente nos vuelve a traer, como la marea, recuerdos que creíamos enterrados en el pasado remoto, como le pasa aquí a Magua con cierto episodio que lo traumó en su infancia, una de esas cosas que pasan y que pueden definir toda la existencia de una persona.  Ray Medrano, joven realizador de la Escuela de Cine de Chavón, se adentra en hechos que conforman a seres inseguros en castrados emocionales, víctimas directas de las acciones de las figuras de autoridad familiares  herederas de tradiciones negadoras del derecho a ser uno mismo, a definir su identidad. 

La foto perfecta”. 

La ganadora del segundo lugar en el Festival del Minuto y Medio de Violencia Machista “La foto perfecta” dirigida por Kayla Rodríguez, deja perfectamente establecido que el machismo y la violencia sicológica siguen cebándose sobre las mujeres. 

Paranoia”. 

Tommy vive en un estado de paranoia permanente después de sostener relaciones con Geidy, la novia de Gerardo. Las fronteras entre la realidad y la imaginación se han desdibujado jugándole una mala pasada al aspirante a Casanova que es Tommy. 

El director Roberto Monclús se apoya en un guion bien trabajado, el uso inteligente del espacio físico y el sonido, para entregar una obra que le mereció la distinción del Mejor Cortometraje en la edición virtual de La Semana Más Corta 2020 de la Pontificia Universidad Catolica Madre y Maestra – PUCMM-.  

“Último paseo”. 

Realizado por  Lia Chapman, en este corto de ficción nos habla Jesús, un anciano que ha sido trabajador de campo y que ahora sólo le queda su perrito, se ve en la obligación de separarse de él para emprender la recta final de su vida en un asilo.

El acento que pone la realizadora en lo visual y la expresividad de los gestos o las miradas relegando a su mínimo nivel  de manera muy consciente las sonoridades dialogadas, hacen del tránsito de José a su último tramo de vida un ejercicio de sensibilidad estética.  

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