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World Vision: protección de la niñez desde la mitigación y adaptación al cambio climático

Abraham Méndez

Desde el año 1989 World Vision República Dominicana ha brindado ayuda humanitaria en el país en contextos de emergencias a las zonas más vulnerables. No obstante, la organización cristiana reconoce la relevancia e impacto de las consecuencias del cambio y el riesgo climático actualmente en la niñez.

En ese sentido, está efectuando el “Estudio Nacional sobre conocimientos, actitudes y prácticas para la mitigación y adaptación al cambio climático y escenarios del impacto del clima en la República Dominicana”. ¿Por qué es tan significativo para nuestro contexto país?

La transformación humana, desde hace décadas, ha revolucionado los medios de vida de los seres humanos y con ello el cuidado oportuno del medio ambiente junto a su flora y fauna. Empero, ¿por qué es relevante para la mitigación y adaptación del cambio climático?

En el mundo viven aproximadamente unos 1,500 millones de niños, niñas y adolescentes. En la República Dominicana, alrededor de 3.06 millones, de acuerdo a la Oficina Nacional de Estadística (ONE), cuya cifra va en aumento. P

Por tanto, es una población importante que se encuentra expuesta a las inequidades propias del riesgo climático, lo cual aumenta su implicación en los cambios que los fenómenos meteorológicos provocan, sobre todo en contextos de emergencias y desastres.

La magnitud y las consecuencias inherentes de la crisis climática que se desarrollan con carácter global, afectan de forma mayúscula a la República Dominicana, ya que su vulnerabilidad es agravada por su localización geográfica y características geológicas.

Entre las principales problemáticas que enfrenta destacan sequías prolongadas, lluvias extremas, sismos, incendios forestales, deslizamientos de tierra, acompañado, además, de la contaminación de importantes acuíferos y la polución del aire, asociado cada año a la incidencia de los fenómenos hidrometeorológicos de la temporada ciclónica que se extiende desde el 01 de junio hasta el 30 de noviembre.

En ese sentido, el pasado 10 de enero, el Foro Económico Mundial publicó “The Global Risks Report 2024”, donde destacan el top 10 de riesgos que enfrenta el planeta en los próximos 10 años, y en primer lugar se encuentra “eventos climáticos extremos”, luego “cambios críticos en los sistemas terrestres”, “colapso y pérdida de los ecosistemas” y “escasez de los recursos naturales”, respectivamente. Aseveraciones que generan gran consternación.

Para muestra un botón, con las intensas lluvias del pasado 18 de noviembre de 2023, de acuerdo a la data compilada por World Vision en la “Evaluación de daños y análisis de necesidades (EDAN), en los municipios de Haina, San Cristóbal, y Los Alcarrizos, Santo Domingo Oeste”, hubo un estimado de 2 mil 807 niños, niñas y adolescentes afectados, de estos: 835 de 0 a 5 años, 1,244 de 6 a 11 años, y 728 de 12 a 18 años de edad, correspondientemente.

La data arrojó que los riesgos de integridad más destacables eran: las limitaciones de acceso a comida o una alimentación no balanceada, incrementando los casos de desnutrición; la movilización de sus familias; déficit de energía eléctrica y acceso a recursos con el riesgo de sufrir algún tipo de violencia; la suspensión del servicio de agua potable que puede traer consigo brotes de enfermedades epidemiológicas y de vectores; la destrucción y/o afectación de viviendas; así como el impacto en los ingresos económicos de las familias expuestas a entornos inseguros.

Por tanto, en los siguientes meses y años, la mitigación y adaptación al cambio climático y la reducción al riesgo de desastres deben ser transversales en todo el sistema productivo nacional, de lo contrario, las acciones rezagadas incrementarían la desprotección integral de la niñez.

Indistintamente, expertos en el impacto del cambio climático en la infancia apuntan que la crisis climática genera mayores posibilidades de contraer enfermedades por vectores a través del agua, como el dengue, la malaria y el cólera; los servicios de educación inicial y preprimaria se suspenden, perdiendo los infantes la oportunidad de acceder al desarrollo académico.

También se agrega el desplazamiento de las poblaciones (migración climática), que aumenta los riesgos de la seguridad física y de protección, acrecentando la violencia, la explotación y el abuso, situando en riesgo la seguridad alimentaria. Todo lo anterior, agudiza las probabilidades de malnutrición, desnutrición y hambruna, que generan condiciones de estrés tóxico en el hogar, en consecuencia, respuestas negativas sobre la salud mental de los cuidadores y los menores.

En relación con esto, el Índice de Riesgo Climático y Medioambiental Infantil (Children’s Climate and Environment Risk – CCRI, por sus siglas en inglés), coloca a la República Dominicana en la posición número 73 de 200 países donde los riesgos climáticos y ambientales perjudican a la infancia. De igual forma, apunta que los niños que en sus primeros 5 años crecen en ambientes hostiles no alcanzarán el crecimiento y desarrollo esperado del cerebro (en un 90 %). En consecuencia, en situaciones de emergencias los niños están sometidos a “Experiencias Infantiles Adversas”, (Adverse Childhood Experiences, ACE, por sus siglas en inglés), que afecta la memoria y la habilidad para aprender, presentando manifestaciones de depresión, ansiedad en el futuro, obesidad y adicción en la vida adulta.

A través del cuidado de la creación mitigamos los riesgos de desastres en las emergencias que causan la exacerbación de las disparidades sociales, siendo los niños, niñas y adolescentes lo más afectados, de manera particular los provenientes de familias empobrecidas, quienes se tardan más en recuperar la normalidad de sus medios de vida.

De igual forma, es un llamado al aumento de la inversión en asistencia humanitaria para el desarrollo, ya que esto solo representa el 3 % global, y sólo un 2 % de la inversión de la asistencia humanitaria en emergencia va dirigida a la infancia, de acuerdo a las estadísticas de la CCRI.

Por otra parte, la custodia de la creación posee efectos positivos sobre la sostenibilidad ambiental y la convivencia pacífica, porque ayuda a disminuir de forma sustancial las pérdidas humanas e inversiones de remediación en infraestructura y garantiza la continuidad de los servicios y respeto de derechos durante emergencias para la posterior estabilización del entorno de vida, reduciendo significativamente los niveles de violencia y conflicto.

Por tanto, al considerar en las tomas de decisiones y políticas públicas, el bienestar de las niñas y niños que viven en barrios marginales urbanos, asentamientos y tugurios informales, se disminuirían los efectos de impacto negativo en esta población.

Un acto de justicia hacia los más vulnerables

 

 

Por consiguiente, responder con el cuidado del medio ambiente para mitigar y adaptarse al cambio climático es un acto de justicia a favor de la niñez más vulnerable, conforma la crianza con ternura como la garantía de los derechos humanos, sobrepone los intereses particulares por los colectivos, especialmente por los más desfavorecidos y sus comunidades en contextos de fragilidad, y ratifica la capacidad de la transformación humana, inclusiva, sustentada y relacional con los infantes.

En las comunidades donde tiene incidencia a través de sus programas de área, World Vision impulsa iniciativas para alcanzar la dignidad, sensibilidad, inclusión, solidaridad, esperanza y diversidad, con el motivo de escuchar, cuidar y comprender a la niñez como multiplicadores de protección.

Finalmente, World Vision República Dominicana, articula acciones de manera constante para que los niños, niñas y adolescentes tengan derecho a un entorno sano y seguro, a un futuro sostenible, aumentando la responsabilidad social e incidiendo en mecanismos que se conviertan en voz y acción para una vida en plenitud, libre de toda forma de violencia.

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