Carlos McCoy
Contrario a la famosa frase “divide y vencerás”, atribuida indistintamente a Nicolás Maquiavelo, en su obra El Príncipe, al general chino Sun Tzu, en el Arte de la Guerra, a Julio César y hasta a Napoleón Bonaparte, La ONU, la OEA, Francia, Canadá y los Estados Unidos de América han cambiado de táctica y en vez de dividir, enfocados hacia las Antillas mayores, están apostando a unir.
Están empecinados en que la República Dominicana pague los platos rotos quebrados, a través de más de dos siglos, por los corruptos e irresponsables políticos haitianos y se han empeñado, ahora con un ataque despiadado, sin miramientos y sin ningún tipo de disimulo, en obligarnos a recibir a todos los ciudadanos desplazados por las criminales pandillas de ese conglomerado humano, frenar totalmente las deportaciones y, por el contrario, establecer centros de refugiados en todo el territorio nacional, hasta lograr su objetivo final, la unificación total de la isla Española.
Desde hace tiempo nos han asediado políticamente con injustificadas denuncias de la ACNUR, agencia para refugiados de la ONU, de la CIDH. Comisión Interamericana de los Derechos Humanos de la OEA, el departamento de Estado de los Estados Unidos, la embajada americana y ante los responsables y sucesivos rechazos, no solo de los diferentes gobiernos dominicanos sino de toda la población dominicana y gran parte de los sectores de la Sociedad Civil conscientes y patrióticos, ahora nos van a atacar, de manera falaz e irresponsable, por el flanco económico.
Esta semana, la embajada de los Estados Unidos en nuestro país, emitió un comunicado advirtiendo a sus ciudadanos, tener en cuenta que el departamento de inmigración dominicano está discriminando, por el color de su piel, a los turistas que nos visitan, con lo cual le hace un grave daño al turismo nacional, una de las fuentes principales de ingresos económicos de nuestra nación.
No conforme con eso y argumentando una investigación de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza de EE. UU. encontró que el Central Romana Corporation LTD supuestamente aisló a los trabajadores, retuvo sus salarios, fomentó condiciones de trabajo y de vida abusivas y presionó por horas extra excesivas, dijo la agencia en un comunicado de prensa. Por tal motivo suspenderá la adquisición de productos elaborados por esa corporación. Debemos destacar que la mayoría de los obreros de la caña de esa empresa son haitianos.
En las próximas semanas, no nos sorprendamos si vemos en la prensa, un comunicado donde las autoridades haitianas suspenden la entrada a su territorio de más de 30 productos de producción dominicana.
Esta vez las potencias de siempre, Canadá, Francia y Estados Unidos, van a poner toda su carne en el asador, pues el resultado final es que los haitianos, habitantes de uno de los países de mierda, según el expresidente Donald Trump, abandonen la idea de llegar hasta sus territorios y que esa peste, como dijo Thomas Jefferson, se quede confinada en la isla.
Todo esto, apoyados por algunos traidores dominicanos que se han unido al implacable asedio al que nos han sometido desde hace muchísimos años. La situación de la República Dominicana es de eminente peligro. La población debe dejar las actitudes de contemplación y empezar a actuar. La mejor defensa es el ataque. No compremos nada a los vendedores ilegales, no los empleemos, debemos requerir que los trabajadores agrícolas, de turismo y de la construcción, si son extranjeros, tengan sus documentos en orden. Exigirle al gobierno el cumplimiento de la ley del 80/20. No perdamos, por desidia, nuestro país.
Dominicanos, hoy, con mayor razón, debemos emular a nuestro insigne padre de la nacionalidad, general Juan Pablo Duarte, “pues nunca fue tan necesario como ahora, el tener salud, corazón, y juicio; ya que hombres sin juicio y sin corazón conspiran contra la salud de la Patria”.