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Santo Domingo

Un ruso y un ucraniano piden la paz en el Vía Crucis del papa Francisco

Roma.- El papa Francisco ha dedicado el Vía Crucis del Viernes Santo de este año a las “voces de paz en un mundo de guerra” y, por ello, la décima meditación del recorrido contará con un texto escrito por un joven ucraniano y otro ruso, quienes relatarán cómo la guerra ha afectado a sus vidas.

La oración completa se escuchará este viernes a partir las 21.00 horas (19.00 GMT) en el Coliseo de Roma, símbolo de la persecución de los primeros cristianos y sede de un rito que se remonta al siglo XVIII, este año dedicado a recorrer los dramas que asolan a distintas regiones del mundo.

Sin embargo, Francisco no acudirá al Coliseo y seguirá el ritual desde su residencia en el Vaticano, ya que hace una semana recibió el alta hospitalaria tras padecer una bronquitis y hay previsión de bajas temperaturas, indicó la Santa Sede.

“Son ecos de paz que resurgen en esta ‘tercera guerra mundial fragmentaria’, gritos que provienen de países y territorios hoy desgarrados por la violencia, la injusticia y la pobreza”, arranca el texto del Vía Crucis, difundido por la Santa Sede.

Cada una de las catorce estaciones que componen el recorrido rememoran la subida al Calvario de Jesús, su crucifixión y su colocación en el sepulcro, e incluyen además una meditación sobre una situación de conflicto en el mundo.

La reflexión de la décima estación ha sido coescrita por un joven ucraniano y un ruso.

“El año pasado, mi padre y mi madre nos prepararon a mí y a mi hermano más pequeño para llevarnos a Italia, donde nuestra abuela trabaja desde hace más de veinte años. Partimos de Mariúpol durante la noche”, arranca el ucraniano.

El joven señala que en la frontera los soldados detuvieron a su padre y le dijeron que “debía permanecer en Ucrania para combatir”.

“Al llegar a Italia yo estaba triste. Sentí que me despojaban de todo; que estaba completamente desnudo. No conocía la lengua y no tenía ningún amigo”, reconoce.

A pesar de que su abuela “se esforzaba” por hacerle sentir afortunado, su familia decidió volver a Ucrania.

“Aquí la situación sigue siendo difícil, hay guerra por todos lados, la ciudad está destruida. Pero en mi corazón quedó esa certeza que me decía mi abuela cuando lloraba: ‘Ya verás, todo pasará. Y con la ayuda de Dios, la paz volverá'”, implora.

Por su parte, el ruso admite que habla “con sentimiento de culpa” y rememora cuando una carta informó a su familia del fallecimiento de su hermano: “Todos nos decían que debíamos estar orgullosos, pero en casa había tanto sufrimiento y tristeza”.

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