Alida Juliani
Madrid. El presidente del Gobierno español, el socialista Pedro Sánchez, y el líder del conservador Partido Popular (PP), Alberto Núñez Feijóo, protagonizaron este lunes un bronco debate electoral para los comicios del 23 de julio, con mucho “ruido” provocado por las constantes disputas e interrupciones entre los candidatos, que se prodigaron reproches insistentes y se quitaron la palabra incontables veces.
El debate televisado, el único cara a cara antes de ir a las urnas, estuvo dividido en cuatro bloques – Economía, Política Social e Igualdad, Pactos y Política Territorial e Institucional -, aunque los temas más polémicos fueron los esperados: los pactos con la ultraderecha o el independentismo, la violencia de género, las leyes más polémicas de esta legislatura o la política con Marruecos, entre otros.
“Déjeme hablar”, “No es verdad”, “¿Me deja hablar?”, repitió Sánchez en muchas ocasiones a Feijóo, quien se quejó por lo mismo, aseverando que el encuentro estaba resultando “muy bronco”.
El primer choque dialéctico fue a cuenta de la marcha de la economía, que para el socialista es positiva, sobre todo por la creación de empleo, mientras que para el candidato del PP va mal, lo que intentó demostrar enseñando tablas y estadísticas.
Sánchez destacó que en estos últimos años el empleo creció “como nunca” en España, mientras que el crecimiento económico se multiplicó por cuatro “en circunstancias muy complicadas”, en tanto que la inflación bajó por debajo del 2 %.
Todo lo contrario por lo expuesto por Feijóo, que habló de un incremento de un 30 % en el precio de los alimentos, hipotecas “cada vez más caras”, los “alquileres en máximos”, las subidas de impuestos o que España haya estado entre los últimos países europeos en recuperar el PIB de 2019, en el primer trimestre de 2023.
IGUALDAD FRENTE A MACHISMO
El debate se tensó todavía más en el bloque dedicado a Política Social e Igualdad, en el que el líder de la oposición echó en cara al socialista los 117 agresores sexuales y pederastas que han quedado en libertad desde la entrada en vigor el pasado año de la conocida como ley del “solo sí es sí”, que tuvo que ser reformada después con el apoyo del PP.
Como defensa, el presidente del Gobierno español le reprochó los pactos que el Partido Popular está llevando a cabo con la utlraderecha en municipios y regiones españolas tras las elecciones del 28 de mayo, que llevarán, a su juicio, a España “al oscurantismo”.
“Un error jurídico se corrige porque es un error, pero el machismo, una declaración machista o xenófoba a sabiendas no es un error, es otra cosa”, señaló Sánchez, quien recordó de nuevo a Feijóo que el PP está pactando con “un partido machista, que no condena la violencia machista y esto tiene consecuencias”.
PACTOS Y MARRUECOS
Ante la insistencia de Sánchez sobre los acuerdos entre el PP y la ultraderecha, Feijóo se comprometió a facilitar la investidura del líder socialista si el PSOE es la lista más votada el 23 de julio.
“Si es el candidato más votado me voy a abstener”, le aseguró, aunque Sánchez evitó responder si él lo haría en caso contrario.
Feijóo consideró que el presidente del Gobierno español no puede dar “ninguna lección” sobre pactos, ya que durante su Gobierno negoció con el independentismo catalán y con los vascos de EH Bildu, a los que denominó el “brazo político” de la banda terrorista ETA.
El jefe del Ejecutivo español reconoció haber tenido “errores” durante su mandato, en unos años “complicados y difíciles”, y aseguró que se le pueden reprochar muchas cosas, pero no que no sea un “político limpio”.
Marruecos y la decisión del Gobierno español de cambiar el tradicional apoyo de España a la causa saharaui fue uno de los últimos temas del debate.
El líder del PP se declaró europeísta y atlantista y dijo que su posición sobre Marruecos es volver al equilibrio entre este país, Argelia, el pueblo saharaui y España, que había existido hasta que “llegó Sánchez y lo rompió”.
Por el camino quedaron otros asuntos como la Ley de eutanasia o la de Memoria Democrática -que el PP quiere derogar- , que llegaron a tocarse en el debate, pero que quedaron envueltos de nuevo en un caos dialéctico. EFE