Glenn Davis
Aclaro desde el principio: no soy economista y en mis tiempos de colegio la matemática nunca fue mi fuerte. Aun así, eso no impide que valore y entienda la importancia que tiene para cualquier país, y en particular para la República Dominicana, un sistema bancario inclusivo, accesible y fuerte.
En los últimos años, el Banco de Reservas, bajo la gestión de Samuel Pereyra, ha impulsado la bancarización, es decir, integrar a más personas al sistema financiero formal. Esto no es solo una cuestión técnica o administrativa; es, esencialmente, una decisión política y social que puede cambiar significativamente la calidad de vida de miles de min de lectura
Aclaro desde el principio: no soy economista y en mis tiempos de colegio la matemática nunca fue mi fuerte. Aun así, eso no impide que valore y entienda la importancia que tiene para cualquier país, y en particular para la República Dominicana, un sistema bancario inclusivo, accesible y fuerte.
En los últimos años, el Banco de Reservas, bajo la gestión de Samuel Pereyra, ha impulsado la bancarización, es decir, integrar a más personas al sistema financiero formal. Esto no es solo una cuestión técnica o administrativa; es, esencialmente, una decisión política y social que puede cambiar significativamente la calidad de vida de miles de dominicanos.
La bancarización también implica una reducción en la vulnerabilidad de las personas frente a prácticas informales y abusivas de prestamistas privados, conocidos en nuestro país como «usureros». Entrar al sistema bancario formal significa también acceder a mecanismos de ahorro, planificación financiera y oportunidades de desarrollo económico personal y familiar.
Entre los beneficios sociales podemos mencionar: la inclusión efectiva de sectores históricamente marginados, como comunidades rurales o rupos sociales vulnerables, quienes a menudo son excluidos del sistema financiero tradicional. Esta inclusión promueve la igualdad de oportunidades, reduce la desigualdad económica y fomenta la cohesión social. Asimismo, fortalece la economía local al incentivar el emprendimiento, crear empleos formales y generar estabilidad financiera en hogares que previamente dependían exclusivamente de economías informales o ingresos irregulares.
El esfuerzo realizado por el Banco de Reservas merece nuestro reconocimiento. No busco con esto ser lisonjero ni adulador, pero me parece justo resaltar que cuando una institución financiera pública asume seriamente su rol social, los beneficiados son los ciudadanos comunes y corrientes.
La inclusión financiera puede marcar la diferencia entre el atraso económico y el desarrollo sostenible. Más dominicanos con acceso al sistema bancario significa más oportunidades, menos pobreza y mayor estabilidad social.