Santo Domingo, R.D. – La caída del techo en la discoteca Jet Set, ocurrida el pasado 8 de abril, no solo dejó víctimas mortales y heridos, sino que también desató una ola de sufrimiento emocional. Así lo muestra el primer informe del Observatorio de Salud Mental y Bienestar de Vicerrectoria de Investigación e Innovación de la Pontificia Universidad Católica Madre y Maestra (PUCMM), presentado este miércoles, el cual reveló en la población del Gran Santo Domingo secuelas como la depresión, ansiedad y estrés postraumático.
Según los resultados del estudio “Impacto emocional tras la catástrofe del Jet Set”, un 27.9% de los participantes presentó sintomatología significativa de depresión, mientras que un 21.7% reportó síntomas importantes de ansiedad, lo que refleja una afectación emocional generalizada en la población.
Además, un 14.1% de los encuestados mostró síntomas clínicos compatibles con un probable Trastorno de Estrés Postraumático (TEPT). Este hallazgo sitúa al trauma psicológico en el centro de la discusión sobre salud pública en contextos de desastre. “Estamos hablando de personas que, días después del suceso, presentaban recuerdos intrusivos, hipervigilancia, insomnio y una constante sensación de amenaza”, explicó el doctor Zoilo García, psicólogo clínico e investigador principal del estudio.
El investigador enfatizó también que estos resultados confirman que las emergencias colectivas dejan heridas emocionales profundas que deben atenderse con alto rigor.
Entre quienes presentaron sintomatología depresiva, los más comunes fueron: fatiga persistente, 56.8%; pérdida de interés o disfrute, en un 47.6%; tristeza frecuente, en un 44.2%. En el caso de la ansiedad, los síntomas más reportados fueron: preocupación excesiva, en un 42.1%; y dificultad para relajarse, en un 40.8%.
La evaluación se realizó entre los días 7 y 10 posteriores al colapso del techo del Jet Set, a través de una muestra representativa de 1,034 personas adultas residentes en Santo Domingo y zonas urbanas aledañas. Esta metodología permitió capturar una imagen temprana del impacto emocional.
El estudio identificó que las mujeres, las personas jóvenes (18-30 años) y los desempleados fueron los grupos con mayor afectación psicológica. “Estos hallazgos no son coincidencia. Las mujeres tienden a asumir múltiples roles familiares y laborales que las hacen más vulnerables. Los jóvenes tienen menos experiencia para enfrentar crisis, y las personas sin empleo enfrentan un estrés adicional vinculado a la inseguridad económica”, señaló el doctor García.