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Santo Domingo

Terrible descontrol de precios

Alberto Quezada

La República Dominicana ha transitado las últimas cinco décadas dentro de un ambiente de relativa estabilidad política, social y económica, lo cual le ha permitido lograr algunos avances materiales y espirituales como nación.

Sin lugar a dudas, su crecimiento macroeconómico ha sido constante, la disminución de los índices de pobreza es palpable, por consiguiente, la calidad y la esperanza de vida de la gente ha mejorado.

Estamos frente a un ciudadano del siglo pasado que no es ni remotamente parecido al de este tiempo de posmodernidad y globalización, la diferencia es clara en lo tecnológico, cultural, político y económico.

Ahora bien, no todo es color de rosa, porque con todo ese avance que se ha registrado en la sociedad dominicana y del cual se hace alarde quedan algunas cosas que están provocando que esta relativa estabilidad ganada se vea amenazada por una indiferencia social y política peligrosa.

Por ejemplo, señores, una de las amenazas más lacerantes que están golpeando a la mayoría de los sectores y clases sociales es el que tiene que ver con el incesante aumento de los precios de los artículos de la canasta familiar.

Estos incrementos se están tornando insoportables, no es posible que de un mes a otro el presupuesto destinado para la compra de alimentos experimente un aumento mensual de 4 mil a 5 cinco mil pesos y nadie dice nada.

Lo pongo más claro, lo gráfico, queridos lectores, si su presupuesto mensual para alimentación de su familia fue de 25 mil pesos el mes pasado, ya en el siguiente mes es de 29 o 30 mil pesos. Y eso se viene repitiendo todos meses.

Lo que está pasando con ese descontrol de precios en los artículos de primera necesidad es terrible, peligroso e insoportable. Y que no me vengan con el relato manido de los dos últimos años de  que eso se produce en todas las partes del mundo, que es un fenómeno inflacionario global y  que nada se puede hacer.

Quiero dejar claro que el planteamiento que hacemos va dirigido a que las autoridades le pongan atención a este fenómeno distorsionador y asfixiante que está golpeando de manera brutal a la mayoría, nada de politiquería ni deseo de montarme en ola oposicionista de ocasión. Lo hacemos porque vemos a un gobierno y una oposición, muy indiferentes ante el problema tan serio y esto es peligroso, muy peligroso.

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