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Santa Claus se va a la guerra en Noche Sin Paz (Violent Night)

El problema de los conservadores nostálgicos y los cultores del buenismo desinformado, es que esperan que los humanos del 2022 sigan creyendo que todos compartimos los deseos de amor y paz de la época navideña, algo  de lo que ni el mismo Santa Claus está convencido, como vemos en la hiperviolenta Noche Sin Paz (Violent Night), donde el viejo bonachón vestido de rojo desata sus instintos primarios. 

La película se centra en un equipo de mercenarios que irrumpe en Nochebuena dentro de un complejo familiar adinerado y toma como rehenes a todos los que están dentro, pero no estaban preparados para un defensor sorpresa: Santa Claus está en el edificio y a punto de demostrar por qué este Santa Claus, no es ningún santo.

Tommy Wirkola asume la dirección y el guion es de la autoría de Patrick Casey y Josh Miller. El elenco lo componen David Harbour, John Leguizamo, Alex Hassell, Edi Paterson, Beverly D’Angelo, Cam Gigandet, Alexis Louder, Frederick Allen, André Eriksen, Mike Dopud, Stephanie Sy, Alexander Elliot, Leah Brady, John B. Lowe, Brendan Fletcher y Mitra Suri.  

La conexión de esta película con el estado actual de cosas es de un realismo brutal. Por eso, a más de un espectador podría chocarle esta violencia y sentirse mortificado por verse reflejado en el ambiente tóxico de la familia Lightstone, cuyos niveles de violencia sicológica superan la de Santa y el grupo de secuestradores en esta pesadilla navideña. 

Noche Sin Paz sigue la línea disruptiva trazada por varias antecesoras y algunas son citadas muy claramente, pero el realizador elige subirle el volúmen a la violencia y a la ironía, muy en sintonía con lo observado en la cotidianidad social de hoy día. La película elude el humor fácil para adentrarse en la deconstrucción del mito de Santa, para rearmarlo volviéndolo más cercano a nuestra época. 

Tradiciones, modernidad y violencia 

Entre la millonaria y descreída familia, los  Lightstone, una Santa Claus (David Harbour) sin mucha fe y un grupo de secuestradores dirigidos por un traumatizado por las navidades como Scrooge (John Leguizamo), se destaca Trudi (Leah Brady), la hija de Jason Lightstone (Alex Hassell) y de Linda (Alexis Louder), quizás siendo Trudi  la única persona del grupo que cree en Santa y en las navidades. 

Santa Claus, Trudi, Scrooge y la matriarca Gertrude Lightstone (Beverly D’Angelo), componen el cuarteto en que se apoya el guion para dar fortaleza a este ejercicio  de revisionismo cinematográfico cargado de ese humor punzante que echa mano a la pérdida de la creencia de mucha gente en este personaje icónico, para articular una crítica cargada de acidez a la sociedad actual.  

Entre sus cualidades destacadas sobresale el bien llevado ritmo de la acción y su incorrección política que no permite en ningún momento concesión alguna para suavizar su discurso violento, pero entre sus puntos más altos esta la evolución del personaje de Santa que goza de una solida estructuración en su arco dramático para apuntalar la película en toda su extensión. 

 La coralidad de su elenco con el liderazgo de David Harbour, John Leguizamo, Beverly D’Angelo y una gran selección de secundarios, logra una química que se mantiene de principio a fin en una reiteración de la tesis de que si cuentas con un buen grupo de protagonistas, unos secundarios sólidos e intérpretes breves pero efectivos, el buen resultado dramático está garantizado. Los diálogos inteligentes que refuerzan la ironía son responsables de que esos bien construidos personajes logren ese tono que posee la película. 

Noche Sin Paz es un ejemplo de que el manejo de referencias a temas, películas o personajes como Mi Pobre Angelito, Scrooge, Krampus, lo nórdico, los Santas descarriados, el cine de acción, no tiene porque convertirse en una copia sosa y forzada. Los bien llevados homenajes cinematográficos que vemos aquí son un deleite, tanto para el que conoce esos referentes como el que no. 

Noche descreída y sin paz 

Los nombres de los personajes son una maravilla que nos hacen sonreir, pues eso de Gingerbread, Comander Thorp, Candy Cane Frosty, Peppermint o Sugarplum, son de tal irónica ridiculez que funcionan a la perfección. 

 La navidad de Noche Sin Paz (Violent Night) que nos presenta Tommy Wirkola, amerita una lectura serena pues detrás de sus altos niveles de violencia física y psicológica, de las referencias a otras películas, la alusión a mitos y leyendas, está el retrato de la sociedad actual y de la visión de la gente sobre Santa Claus o la Navidad, pues al final todo se trata de elegir entre creer o no creer.  

Humberto Almonte

Analista de Cine

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