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Santo Domingo

Sacar las «garrapatas» del Estado

Dayvi Lopez Vargas

El mes de febrero, a lo largo de la historia, ha sido para la república, el de los grandes cambios. El Estado dominicano, para lograr avances significativos, debe recurrir a una limpieza contra detestables e indeseables «bichos», que no aportan nada al progreso institucional y del país.

Las garrapatas, en los seres vivientes, no aportan nada positivo. Estos ácaros, parásitos chupa sangre, son potencialmente dañinos, capaces de transmitir todo tipo de enfermedades. No hay nada más parecido a las garrapatas, que aquellos «seres humanos» que no aportan nada positivo a las instituciones.

Las garrapatas en los seres vivientes son duras cargas, estéticamente repugnan y deterioran la salud y vitalidad. En las instituciones, las «garrapatas humanas» hacen lo mismo. No habrá progreso con estas cargas que llevan muchas instituciones y que, perjudica la imagen, se ceban de los recursos y que llevan, incluso, a la muerte de las instituciones. Son muchas las instituciones que han tenido que ser cerradas por culpa de estas garrapatas humanas.

Sacar garrapatas este febrero debe ser casi una política de Estado, de no hacerse, el pueblo podría seleccionar un liderazgo que lo haga el año venidero. Se necesita un liderazgo que con un garrapaticida concentrado y emulsionable, de uso externo y efectiva acción: saque de una vez por todas lo que hace daño.

Si de manera enérgica, con carácter y decisión firme, no se logra el control de garrapatas, sin duda estos cuerpos extraños seguirán creciendo y multiplicándose en perjuicio de la mayoría. Recordemos que la mayoría no está conforme con lo que se les prometió, tampoco se les ha cumplido. Decenas de militares, veteranos y defensores de la nación siguen dolidos y sumergidos en la miseria.

Detallaremos algunas de las garrapatas institucionales más comunes:

-Los que no cumplen las leyes: aquellos que corrompen el sistema a como dé lugar.

-Los viejos: cuando nos referimos a viejos, no a aquellos que con sus canas y arrugas colman a jóvenes de las experiencias necesarias para echar adelante las instituciones y unidades, sino a los viejos de mente. No hay nada peor, que un joven que no tenga proyectos, que camine como viejo, que hable como viejo y que tenga pensamientos de cien años atrás, o con doctrina propia de la Guerra Fría o de dictaduras: esos viejos no deben contar con espacios.

-Los trepadores: aquellos que, sin virtudes ni méritos, escalan, y lo peor de todo, no dejan progresen los preparados. Estos parásitos son un atraso a la moral colectiva.

-Los incapaces: aquellos que ocupan cargos sin tener la más mínima idea de lo que se hace allí. Estos, sin ser de carrera en algo y sin saber de eso, su mente no tiene conciencia y son capaces de excluir a los de carrera, a los que saben de eso.

-Los tumbapolvo (lamebotas): estos adulones su satisfacción es ensalzar a otros. Su única satisfacción del deber cumplido, es que crean, son leales. Han desarrollado admirable destreza llevando maletines y sombrillas, dando masajes, y tareas domésticas. Estos morirían si son llevados a cumplir su verdadero rol, porque en abrir puertas y llevar papeles, se han mantenido por años.

-Los vagos «barajistas»: han hecho carrera en vivir del cuento, de procrastinar todo. Estos darían todo por no trabajar y preferirían una pensión a destiempo, con tal de no ir a trabajar.

-Los que no hacen nada: peor que un malo, es uno que no hace nada. Aquellos que teniendo el poder para usarlo, no lo usan. Esos también son parte del problema, ya que, hacen tan poco, que a la hora de excluirlos y de echarles garrapaticida, es difícil acordarse de que existen.

Sigan agregando aquellas garrapatas que hay que sacar…

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