Rolando Robles
En la vida hay eventos a los que nunca se debe faltar. El bautismo de tus hijos, las reuniones de padres en la escuela, el partido de baloncesto en que debutan en la secundaria, la graduación en la universidad; en fin, todos esos acontecimientos que marcarán sus vidas y que son tan solo unos pocos, pero que no puedes ni debes permitir que sucedan sin tu presencia.
En unos meses, Estados Unidos será escenario y testigo a la vez, de un hecho tan trascendental, que bien pudiera marcar un punto de inflexión en la vida social de la nación que hemos escogido como nuestra segunda patria. De suceder, la fecha se considerará como una efeméride en el historia de USA.
Ambos sucesos históricos, aun y cuando no fueron definitivos de inmediato en los objetivos que les dieron origen, marcaron el inicio de un proceso de cambios y de transformaciones, que al final contribuyeron con los propósitos que inspiraron a los fundadores de esta gran nación.
Esta solidaridad con la candidata Kamala Harris, no se basa en su militancia como miembro del Partido Demócrata que es. En realidad, la frontera entre republicanos y demócratas siempre ha sido muy tenue. Tan sutil que varios candidatos han saltado la verja y han resultado exitosos cultivando el voto de los constituyentes, que no han tenido reparos en apoyar sus “maromas electorales y programáticas”.
Tampoco está motivada en que ella sea mujer o de raza negra. Ni siquiera en su origen social o en su doble herencia cultural. El encanto de Kamala radica en que solamente ella puede detener el avance del hombre que encarna el mayor peligro para la democracia de Estados Unidos al día de hoy; y consecuentemente, todos los que llegamos a esta nación en búsqueda de mejores oportunidades, estamos compelidos a respaldarla.
Es muy posible que algunos de nosotros tengamos dudas sobre la justeza de dar apoyo a una mas de tantos candidatos demócratas que nos han desilusionado en el pasado y que probablemente lo harán en el futuro. Eso lo entendemos, pero se trata de apostar al beneficio mayor para nuestra gente; y está mas que sabido que por esta vez cuando menos, lo que nos conviene es detener el avance de ese candidato que simboliza el caos y la segregación.
Los hispanos -especialmente los dominicanos- no podemos permitir que este gran acontecimiento de noviembre próximo, donde la población dará un paso al frente para hacer valer la sensatez, poniendo en pausa las simpatías partidarias por una vez y haciendo valer el sentido común y la cordura que representa Kamala Harris.
Esta cita con la historia no se puede eludir argumentando las viejas diferencias que tenemos con demócratas y republicanos. El momento es para demostrar la madurez política que hemos adquirido votando por la opción mas decente de que disponemos y cerrando el paso al retroceso en la lucha por las libertades civiles de los que llegamos a esta tierra de oportunidades.
Respaldemos con vigor, entusiasmo y gallardía a Kamala Harris, la candidata que mejor representa nuestros intereses futuros en este momento decisivo para USA y rechacemos militantemente al candidato propulsor de la discordia y el desorden.
Que una mujer, de herencia negra e hija de emigrantes tercermundistas resulte elegida presidente del Imperio -precisamente en estos momentos en que se está cuestionando su liderazgo mundial- es un hecho que bien pudiera colocarse a la par con la llegada del Mayflower o con aquel histórico día enero 1º de 1863, en que el presidente Abraham Lincoln proclamó la Emancipación.