Ningún país ha hecho más por Haití que la República Dominicana, pero no pasa una semana sin que un organismo internacional critique los procesos de deportación, hechos al amparo de la soberanía.
Los jefes de Naciones Unidas, y sus entidades, pareciera que están mal informados.
¿En qué cabeza cabe que bajo la lupa de sus representantes en el país se van a cometer abusos de derechos humanos?
Es cierto que hay excesos, como en todos los países.
Pero la carga de los haitianos es pesada y el país no puede más.
La ONU se ha hecho sorda cuando se le pide que envíe una misión para ayudar a los kenianos. La OEA ni se diga.
Las repatriaciones, amparadas en la legalidad y sin maltrato, van a seguir. Es un compromiso de Nación.
Muy pocos están opuestos.