Iniciamos las celebraciones de Semana Santa.
Esta vez con expectativas de masivo flujo de vacacionistas, tras dos años de embate de la pandemia de COVID-19 que mermó enormemente las actividades propias de esta fecha de cada año.
Esto plantea un gran reto para las autoridades en materia de prevención y atención de emergencias y para los ciudadanos que se desplazarán en busca del disfrute de playas, ríos y montañas.
No obstante, observamos con agrado un gran activismo de nuestras iglesias en la programación y desarrollo de actividades.
Por ello, pensamos que este amplio y reconfortante escenario de reflexión y celebración cristiana, junto a las limitaciones que impone la carestía provocada por la inflación, habrán de impactar favorablemente en el comportamiento de la población.
Aun así, esperemos que el recogimiento y la moderación sean la tónica de esta Semana Mayor.