María Electa Stefani Espaillat, para la generalidad de la población dominicana, es un nombre que nada dice.
Salvo las referencias que han hecho el historiador y jurista Edwin Espinal Hernández (quien ha realizado la investigación más completa sobre su trayectoria) y el cineasta Etzel Báez, (que ha levantado su memoria en varios sueltos en redes sociales), nadie se ha ocupado de consignar su papel fundacional en la industria cinematográfica nacional.
En febrero de 2020 (pocos días antes de la detección del primer caso de COVID 19, el 1 de marzo), Edwin Espinal Hernandez presentó en el III Congreso Nacional de Cine, organizado por la Dirección General de Cine, un estudio histórico esta mujer precursora del cine.
Espinal habló, de acuerdo con el registro, pero nada pasó luego, probablemente, la fuerza de su mensaje se perdió en la parálisis mundial y local que generó la pandemia.
El papel de Palau
Fuera de toda duda, el personaje que abrió el camino del cine en el país fue Francisco Arturo Palau, fotógrafo y con interés por el cine, quien, en 1922, en ocasión de celebrarse la coronación de la Virgen de la Altagracia, dirigió La aparición de Nuestra Señora de la Altagracia. Con guion del historiador Bernardo Pichardo y decorados del catalán Enrique Tarazona, junto al fotógrafo Tuto Báez (director de fotografía) y Juan B. Alfonseca, empresario-productor. Ellos realizaron la primera película dominicana, la cual se estrenó con gran despliegue publicitario (incluido un tráiler) el 16 de febrero de 1923 en los teatros Colón e Independencia de la capital (1).
Francisco Arturo Palau Pichardo tiene el mérito de haber iniciado el camino del cine de facturación local y su nombre ha sido inmortalizado por René Fortunato al bautizar su empresa productora con ese nombre y haber producido “Tras las huellas de Palau”, el primer documental que hizo, mucho tiempo antes de sus documentales a la revolución de Abril (La Trinchera del honor (1988), El poder del jefe I (1991), La Herencia del Tirano (1998) y otros que dirigió, guionizó y produjo.
La precursora
Edwin Espinal Hernández, en su ponencia, clasifica en seis los momentos históricos de María Electa Stefani en su labor precursora del cine dominicano, pero inicia por ofrecer datos biográficos esenciales: nació en Santiago el 28 de octubre de 1884. Fue reina del carnaval, deportista, inspiradora del Día de las Madres, gestora social de reconocida trayectoria y miembro del grupo que fundó el Gurabito Country Club (hoy Santiago Country Club), en1931.
El historiador de Santiago plantea esquemáticamente las seis pautas temporales, documentadas que establecen sus precedencias en el cine dominicano:
Primera: Dejó inconcluso el guión de La Hispaniola, película histórica que patrocinaría el gobierno de Horacio Vásquez con motivo de la erección del Faro a Colón en 1927 (Sáez, José Luis “Historia de un sueño importado”, Ediciones Siboney, 1982, p.65).
Segunda: En abril de 1928 realizó una película de la inauguración del canal de riego de La Otra Banda por el presidente Horacio Vásquez y de la entrega de la resolución que lo declaró Hijo Adoptivo de Santiago, indica el Boletín Municipal del ayuntamiento de Santiago 1193, 30 agosto 1928, establecido en el acta 1 junio 1928.
Tercera: En el acta de la sesión de la Sala Capitular del ayuntamiento de Santiago del 20 de noviembre de 1928 consta que le fue aprobada la suma de $120.00 para que filmara “una revista de Santiago medio excelente para la divulgación de nuestra cultura”, a exhibirse en el pabellón de la República Dominicana de la Exposición Iberoamericana de Sevilla de 1929. (Boletín Municipal del ayuntamiento de Santiago, 1201, 30 mayo 1929).
Cuarta: Emprendió la “Campaña Nacional Cinematográfica” “en bien del país” (Boletín Municipal 1201 del ayuntamiento de Santiago, 30 mayo 1929, acta 28 noviembre 1928).
Quinta: Las revistas cinematográficas de la época y cita: “Próximamente, serán exhibidos en los teatros de esta ciudad, dos interesantes revistas cinematográficas tomadas en la capital de la República, por la culta y distinguida señorita María Stefani, quien se ha venido distinguiendo en ese ramo de las actividades modernas. Una de las revistas nos mostrará en todos sus detalles el grandioso recibimiento hecho por el pueblo capitaleño al famoso boxeador vasco Paulino Uzcudun, el hombre que está monopolizando la atención del mundo deportista. (El Diario, 4 abril 1929).
Sexta. Haber realizado el registro fílmico de la llegada al pais de la Misión Dawes, y de actos relacionados con ella. La delegación, según reporta El Nacional, que indica: “El antiguo funcionario norteamericano Mr. Summer Welles recomendó a (Horacio) Vásquez, que invitara a una comisión técnica de Estados Unidos para examinar nuestra situación interna y trazar un plan de reformas, que condujera a la reorganización de las finanzas y a la implantación de un más eficiente programa de administración. El gobernante aceptó la sugerencia de Welles y como resultado llegó al país el financista Charles Dawes, encabezando un grupo de economistas y banqueros de prestigio internacional. La presencia de la misión provocó recelo en la opinión pública y hasta sorpresa entre altos funcionarios del gobierno, incluyendo miembros del gabinete presidencial, como fueron los ministros Martín de Moya, de Hacienda, y Rafael Augusto Sánchez, de Relaciones Exteriores. (El Nacional, sección Semana, 10 de noviembre, 2012).
Lo que dice Etzel
Etzel Báez, cineasta dominicano, sostiene: “María Electa Stefani Espaillat, pionera del cine dominicano, falleció un 28 de septiembre. Nieta del presidente Ulises Francisco Espaillat, tuvo la oportunidad de dedicar su vida por entero a filmaciones en celuloide blanco y negro llamados “Revistas Cinematográficas” entre 1924 y 1930, como lo documenta el sacerdote José Luis Sáez en su libro ´Historia de un sueño importado”, dice Báez.
Y agrega: Stefani grabó el recibimiento hecho por el pueblo capitaleño al boxeador vasco Paulino Uzcudun, el desembarco de la misión Dawes y actos del gobierno de Horacio Vásquez”, proyecto que contaba con el apoyo del gobierno de Vasquez. El documental de ella, “La Hispaniola” de corte histórico, quedó trunco debido al golpe de Estado que dio a ese gobierno el entonces brigadier Rafael Trujillo en febrero de 1930.”