Margarita Cedeño
El turismo no es solo una de las principales fuentes de ingresos de nuestro país; es también una ventana al mundo, un puente que conecta nuestra cultura, nuestra gente y nuestras bellezas naturales con millones de visitantes cada año. Por eso, proteger el turismo debe ser un compromiso colectivo, que involucre no solo al Estado y los empresarios del sector, sino también a la sociedad, los medios de comunicación y los organismos de seguridad.
Cada vez que ocurre un incidente que involucra a un turista, legítimamente se activa el interés público por conocer los hechos. Sin embargo, buscar la verdad no puede ni debe traducirse en afectar la imagen del país ni en debilitar la confianza internacional en nuestro destino. Hay una diferencia enorme entre investigar con rigor y responsabilidad y amplificar versiones que, sin sustento, pueden destruir lo que generaciones de dominicanos han construido con esfuerzo.
Las redes sociales y algunos espacios mediáticos, en ocasiones, se convierten en escenarios de juicios paralelos, donde antes de conocer los hechos verificados ya se han pronunciado condenas, se han lanzado acusaciones y se ha sembrado desconfianza. Esto, lejos de ayudar a esclarecer, alimenta la desinformación y golpea directamente al turismo, afectando miles de empleos y familias que dependen de esta industria.
Por otro lado, los organismos de seguridad tienen el deber ineludible de actuar con transparencia, rapidez y eficacia. No se trata de encubrir, sino de investigar a fondo, con profesionalidad, garantizando que cualquier hecho que ponga en peligro a los visitantes o a los propios dominicanos, sea sancionado y resuelto conforme a la ley. La seguridad de nuestros turistas es una prioridad y en esto no puede haber espacio para la negligencia.
Pero además de la actuación estatal, la sociedad civil, los ciudadanos y los líderes de opinión deben ser conscientes del impacto de sus palabras y acciones. Al cuidar lo que decimos y cómo lo decimos, contribuimos a preservar un sector que representa casi el 16% del PIB, millones de empleos directos e indirectos y oportunidades para miles de jóvenes y familias.
Proteger el turismo no significa ocultar la verdad, sino trabajar juntos para que la verdad se conozca de manera responsable, sin sensacionalismo, sin morbo y respetando siempre la dignidad de las víctimas, con el firme compromiso de seguir siendo un destino seguro, acogedor y atractivo.
Al final, cuando protegemos el turismo, nos protegemos todos, porque cuidamos una de las columnas que sostiene nuestra economía y nuestro desarrollo.