El presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, continúa profiriendo improperios contra su par dominicano Luis Abinader.
En una falta de tacto diplomático, Maduro acusa a Abinader de bandido y ladrón. Una especie de discusión barrial.
Diosdado Cabello, su ministro de Interior, también va en esa línea.
Como ambos son acusados de fraude en las pasadas elecciones presidenciales y República Dominicana, junto a otros países, le exige transparencia, ellos responden con insultos.
Ha hecho bien el mandatario dominicano en quedarse callado ante los insultos y demostrarles con hechos, que ellos están equivocados.
Maduro está siendo asediado por la comunidad internacional. Le quedan pocos aliados.
Cuidado si gotea.