Leonardo Biolatto
Los moretones, también conocidos como hematomas, son marcas que se producen cuando hay un derrame de sangre bajo la superficie de la piel. Se forman debido a la rotura de los pequeños vasos sanguíneos llamados capilares.
La sangre se filtra desde los capilares y notamos una coloración en forma de mancha, que suele iniciar en tonos rojos o púrpuras. Con el paso de los días se vuelve azul, luego amarilla verdosa y, finalmente, desaparece. Esto es porque el cuerpo ha reabsorbido la sangre que se había filtrado.
Los traumatismos que no rompen la piel son la razón más habitual de los hematomas. Sin embargo, si no hay un golpe de por medio, las causas de los moretones pueden ser algunas de las siguientes.
1. Envejecimiento
Con la edad, la piel pierde colágeno y elastina, dos proteínas que la hacen resistente. Por lo tanto, se vuelve más delgada.
La reducción en el grosor de la piel significa que los vasos sanguíneos están más cerca de la superficie y son más susceptibles a romperse con presiones leves, como el roce de la ropa.
También hay una menor capacidad de reparar tejidos. Por ello, una vez que se produce un moretón, tarda más tiempo en sanar y se vuelve evidente por períodos prolongados.
2. Ejercicio intenso
Durante el ejercicio de alta intensidad, en especial, en actividades que implican movimientos repetitivos o impactos, pueden producirse desgarros microscópicos en los vasos sanguíneos debajo de la piel. Estos desgarros permiten que la sangre se filtre hacia el tejido, formando un moretón sin golpe.
En el running, por ejemplo, los pies impactan contra el suelo muchas veces. Es común que en los corredores aparezcan moretones en áreas circundantes a los dedos.
3. Trastornos de la coagulación
Los trastornos de la coagulación son condiciones médicas que afectan la capacidad del cuerpo para detener el sangrado y formar coágulos de manera adecuada. En la coagulación normal se involucran hasta 20 proteínas diferentes, conocidas como factores de la coagulación. El fallo en una sola de ellas puede ser suficiente para originar un problema.
Algunas de las enfermedades de la coagulación más conocidas son:
- Hemofilia.
- Deficiencias de los factores.
- Enfermedad de Glanzmann.
- Deficiencia de protrombina.
- Enfermedad de Von Willebrand.
- Púrpura trombocitopénica idiopática.
4. Uso de medicamentos
Medicamentos como la warfarina, la heparina y el dabigatrán están diseñados para prevenir la formación de coágulos. Sin embargo, su consumo disminuye excesivamente la capacidad del cuerpo para coagular, lo que aumenta el riesgo de sangrado. Es un efecto secundario esperable en pacientes que los usan por orden médica.
Por otro lado, la aspirina, el ibuprofeno y los corticoides pueden interferir en la función de coagulación. Además, los últimos son capaces de debilitar los capilares y hacer la piel más delgada, lo que favorece la aparición de moretones.
Finalmente, hay antibióticos y antidepresivos que se asocian a problemas de coagulación, sobre todo, cuando el uso es excesivo o en dosis muy elevadas. Lo mismo sucede con suplementos, como el ginkgo biloba.
5. Carencia de ciertas vitaminas
La vitamina K es esencial para la síntesis de proteínas que regulan la coagulación. Sin suficiente vitamina K, el proceso de coagulación se hace más lento. Los síntomas cuando nos falta este micronutriente son los hematomas recurrentes y el sangrado nasal.
Otra vitamina involucrada es la C. La necesitamos para la salud del tejido conectivo y la integridad de los vasos sanguíneos. Su deficiencia puede debilitar las paredes de los capilares.
6. Bajo recuento de plaquetas
El bajo recuento de plaquetas es conocido como trombocitopenia. La condición puede llevar a la aparición de moretones en la piel sin que haya un golpe evidente.
Las plaquetas se producen en la médula ósea. Si esta no fabrica la cantidad suficiente, debido a anemia aplásica, leucemia o quimioterapia, no se podrá coagular bien.
También puede suceder que las plaquetas sean destruidas más rápidamente de lo que se producen. Por ejemplo, en el contexto de enfermedades autoinmunes, como el lupus. O si el bazo está agrandado (esplenomegalia), pues su mayor tamaño atrapa más plaquetas y reduce el número disponible en el torrente sanguíneo.
7. Alteraciones hormonales
Durante el ciclo menstrual, los niveles de estrógenos y progesterona fluctúan. Estas variaciones pueden afectar a los vasos sanguíneos, haciéndolos más frágiles.
En el embarazo, por otro lado, se producen cambios hormonales significativos que pueden llevar a una disminución en el recuento de plaquetas. Esto se llama trombocitopenia gestacional. Es una situación benigna, pero puede hacer que las embarazadas sean más propensas a desarrollar moretones.
Además, en la menopausia, la disminución de los niveles de estrógenos afecta la elasticidad y firmeza de la piel, así como la integridad de los vasos. Los cambios se asocian a los del envejecimiento.
8. Trastornos de la circulación
La circulación deficiente puede resultar en un flujo sanguíneo inadecuado hacia diversas partes del cuerpo, especialmente las extremidades. Los factores de riesgo para una mala circulación son los siguientes:
- Obesidad.
- Tabaquismo.
- Edad avanzada.
- Diabetes mellitus.
Una situación particular es la insuficiencia venosa crónica o las várices. Las válvulas de las venas no funcionan correctamente, impidiendo el retorno efectivo de la sangre al corazón, aumentando su acumulación en los vasos y llevando al sangrado.
9. Enfermedades del hígado
El hígado es responsable de la producción de varios factores de la coagulación. Cuando el hígado está dañado, su capacidad para producir estos factores se ve comprometida.
La cirrosis, por ejemplo, implica la formación de tejido cicatricial en el hígado. Ello interferirá con su función normal.
10. Alteraciones del colágeno
El colágeno es fundamental para la integridad de los vasos sanguíneos, ya que ayuda a mantenerlos fuertes y resistentes. Cuando hay alteraciones en su producción o en su estructura, los capilares pueden volverse frágiles y propensos a romperse con facilidad.
Las personas con síndrome de Ehlers-Danlos, por ejemplo, presentan hipermovilidad articular, piel muy elástica y una mayor predisposición a desarrollar moretones por su colágeno alterado. Otras enfermedades asociadas al fenómeno son la osteogénesis imperfecta y el síndrome de Marfan.
11. Exposición al sol
La radiación ultravioleta del sol puede dañar las células de la piel y afectar la estructura de los vasos sanguíneos. El daño solar se acumula con el paso del tiempo, por lo que las personas que han estado expuestas repetidamente y por más años, notarán una mayor tendencia a desarrollar moretones.
La exposición al sol también provoca una respuesta inflamatoria en la piel, conocida como eritema solar. Esta inflamación puede aumentar el flujo sanguíneo hacia las áreas afectadas, lo que contribuye a la ruptura de los pequeños vasos.
¿Qué hacer si me aparecen moretones sin haberme golpeado?
Si te aparecen moretones en la piel sin haberte golpeado, es importante prestar atención a la situación y no subestimarla. Puede ser indicativa de una enfermedad más grave.
Acude a un médico para una evaluación completa. El profesional te hará un examen físico y solicitará pruebas de laboratorio para evaluar el recuento de plaquetas y los factores de coagulación.
Por tu parte, si estás tomando medicamentos, consulta con el médico sobre su posible efecto. En cuanto a la dieta, trata de incluir suficientes vitaminas. Y haz lo posible para evitar caídas o lesiones por golpes hasta tanto tengas la valoración profesional.
Todas las causas son de cuidado
La aparición de moretones en la piel sin un golpe o traumatismo evidente puede ser preocupante. Aunque, a menudo, son inofensivos si provienen del envejecimiento, la actividad física intensa o la exposición solar, también pueden ser señales de problemas más serios.
En caso de notarlos con regularidad o asociados a sangrado nasal, fatiga, fiebre o falta de apetito, consulta a un profesional con celeridad. Estar informado y ser proactivo podrá reducir el riesgo de complicaciones a futuro.