El presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, ha iniciado de inmediato su jornada en la Casa Blanca, disponiendo medidas puntuales y agresivas en materia de control migratorio.
Se trata de una de las principales políticas públicas prometidas por el magnate durante la campaña que lo llevó con resonante éxito a ocupar por segunda ocasión la presidencia de esa poderosa y muy influyente nación.
Aunque Trump avanza en otros de los principales puntos de su agenda presidencial, como el proteccionismo a través de medidas fiscales y arancelarias, en esta ocasión nos centramos en el aspecto migratorio, por ser el de mayor impacto para la comunidad dominicana en esa nación y, por ende, en la economía nacional.
Dos datos primordiales en ese sentido. Las remesas dominicanas que este año superaron los 10 mil millones de dólares, provienen en un 85 por ciento de los Estados Unidos. De igual manera, más del 80 por ciento de los turistas que nos visitan y que aportaron una cifra similar al país este año, provienen de esa misma nación.
Junto a esos dos pilares de nuestra economía, se resalta la inversión directa extranjera, proveniente mayormente de ese país, principal socio comercial de la República Dominicana.
Recordemos que en los Estados Unidos están registrados, al 2024, más de dos millones de dominicanos residentes, con una considerable cantidad de ilegales. De ahí que medidas migratorias como las puestas en marcha por el recién instalado mandatario estadounidense, hayan creado gran preocupación e incertidumbre en esos ciudadanos.
Ante esa realidad se hace aconsejable y perentorio un amplio nivel de acompañamiento de las autoridades dominicanas a nuestra valiosa comunidad residente legal o irregularmente en suelo estadounidense.
A través de la embajada y los consulados, debemos emprender cuanto antes medidas y campañas de orientación para la búsqueda de alternativas ante estos inquietantes eventos.
Hagámoslo ya.