Puerto Príncipe. Con más de un millón de desplazados en Haití por la violencia, el triple que hace un año, la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) recordó este martes que no se trata solo de estadísticas, sino de “vidas atrapadas en una crisis constante”, y reclamó el apoyo urgente de la comunidad internacional para tratar de evitar muertes y reducir la migración forzada.
“Esta es una de las crisis más complejas y urgentes del mundo, con implicaciones para la estabilidad regional y global”, afirmó en un comunicado la directora general de la OIM, Amy Pope, que visitó esta semana Haití, por lo que pidió apoyo humanitario con el que no solo se salven vidas, “sino que también fortalecemos la resiliencia y la seguridad para ayudar a estabilizar a las comunidades y reducir las condiciones que provocan la migración forzada”.
La nota recuerda que más de un millón de personas se encuentran desplazadas en Haití por la violencia, con el control de las pandillas sobre extensas zonas de Puerto Príncipe -el Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) habla de hasta el 85 % de la capital- que “ha obligado a familias a huir repetidamente, dejándolas sin acceso a refugio, agua ni atención médica”, mientras que solo el año pasado se deportó al país a casi 200.000 haitianos.
Durante su estancia en Haití, Pope se reunió con familias desplazadas en asentamientos de la capital y asumió la tarea de ser portavoz de sus denuncias e historias personales.
“Una madre me contó que había huido de su barrio tres veces en dos meses. Vivía bajo un toldo con sus hijos, sin tener ni idea de adónde irían después”, dijo la directora general de la OIM.
Pope insistió: “No son solo estadísticas, son vidas atrapadas en una crisis constante”.
La directora se reunió con autoridades de un país en el que la OIM encabeza los esfuerzos en más de 50 asentamientos de desplazados, con albergues o servicios de emergencia de agua, saneamiento e higiene, además de trabajar con las comunidades para rehabilitar su infraestructura y ampliar el acceso a la educación, entre otros.
“El pueblo haitiano está demostrando una fortaleza notable ante dificultades inimaginables”, declaró Pope, “pero confiar únicamente en la resiliencia no es una estrategia. El pueblo haitiano necesita apoyo, y lo necesita ahora”.
“El costo de la inacción no solo se medirá en vidas perdidas, sino también en una inestabilidad más amplia que nos afecta a todos”, sentenció la primera mujer en dirigir a la OIM.
En 2024 la violencia causó en Haití al menos 5.626 muertos (un millar más que el año anterior), 2.213 heridos y 1.494 secuestrados, según datos verificados por la ONU.
A finales de marzo pasado, el alto comisionado de la ONU para los Derechos Humanos, Volker Türk, informó de que al menos 4.239 personas fueron asesinadas y 1.356 más heridas en Haití entre julio y febrero pasados con armas que llegan ilegalmente del extranjero, a pesar del embargo de armamento impuesto por el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas.