Naciones Unida.- La política de recortes en que está inmersa la ONU se va a traducir en la pérdida de un 20 % de puestos, pero no de empleos de la plantilla fija de la organización, dijo el portavoz de la secretaría general, Stéphane Dujarric.
«Vamos a dejar claro que cuando hablamos del 20 % estamos hablando de puestos, que es algo diferente de la plantilla, porque algunos de los puestos no están ocupados», aclaró.
Fuentes de la ONU explicaron a EFE que esos puestos se refieren a plazas no cubiertas en este momento -sea por una baja prolongada, un concurso retrasado de sustitución o una excedencia-, o a contratos ‘de obra’ que se cubren con personas externas a la organización, lo que minimizará el impacto sobre los empleos más estables de la organización.
Otras medidas para remediar lo que la ONU ya ha calificado formalmente de «crisis de liquidez» incluyen la salida en un futuro cercano de varios edificios que la organización ocupa fuera de la sede central en la misma ciudad. Concretamente, se han rescindido los contratos de alquiler en tres edificios «y vamos a terminar progresivamente con otros alquileres en varios edificios más», dijo el portavoz.
Se anunció, además, el cierre durante todo el segundo semestre de este año del Café de la Paz, un café situado en un sótano muy concurrido entre el personal de la sede central, también «debido a la actual situación financiera».
La crisis financiera en la ONU se arrastra desde hace varios años, pero se ha visto agravada por las medidas del gobierno de EE. UU. tras la llegada de Donald Trump a la presidencia, que van de su salida de algunas agencias (como la Organización Mundial de la Salud, OMS), la anulación de la mayoría de su asistencia humanitaria (lo que ha afectado a otras múltiples agencias) y sus propios retrasos a la hora de pagar la contribución que como estado miembro debe a la ONU.
El portavoz recordó hoy que las contribuciones de los estados no dependen de vaivenes políticos porque están definidas en la Carta Fundacional, por lo que el impago puede acarrear consecuencias como la pérdida del derecho a votar en la Asamblea General (como le sucede a Venezuela, por ejemplo)