Keegan Matheson/MLB.com

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NUEVA YORK –– Eso que asoma bajo el uniforme de Vladimir Guerrero Jr. no es el logo de Superman, sino una camiseta que dice “I Love New York”.

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Hay algo en El Bronx que despierta la versión más imponente de Guerrero. Es ese Guerrero que no sólo acepta los reflectores, sino que los encara, abre los brazos y deja que los abucheos caigan como lluvia.

Y los abucheos llegaron temprano y con fuerza en la victoria del viernes por 7-1 sobre los Yankees, un zumbido constante por parte de los aficionados que llenaron el Yankee Stadium para ver la que muchos consideran la serie más importante del año en la División Este de la Liga Americana. Ese título ya se le ha dado a varias series de los Azulejos esta temporada, pero a estas alturas, todas lo son.

Con el triunfo, los Azulejos se colocan cuatro juegos por encima de los Yankees en la división y, con el criterio de desempate ya asegurado, tienen el control de su destino. Los Medias Rojas aún están al acecho, a solo 3.5 juegos antes de su duelo del viernes por la noche contra los D-backs, pero los Azulejos han estado esperando otro momento como el que vivieron hace dos meses ante este mismo equipo de Nueva York, cuando tomaron el liderato divisional.

Es momento de pisar el acelerador otra vez, y nadie lo hace como Vladdy.

El cuadrangular de Guerrero en el quinto inning fue el número 22 de su carrera contra los Yankees y el 16 que conecta en el Yankee Stadium, más que en cualquier otro estadio como visitante. En total, se fue de 5-4 con tres carreras anotadas.

También hay historia detrás. Incluso antes de firmar su extensión de 14 años por US$500 millones, Guerrero ya había dicho que nunca jugaría para los Yankees y que “nunca cambiaría de opinión”, algo que no cayó bien en una ciudad y una afición acostumbradas a ser las elegidas.